Las claves: Almaraz y la larga sombra del tablero político
La prolongación de la vida de la central de Almaraz va más allá de lo puramente energético. La instalación, como todo asunto mediático, es una ficha más de un agitado tablero político. En Extremadura, primero, donde la presidenta y candidata, María Guardiola, anunció el 10 de octubre una rebaja de impuestos, como pedían las eléctricas y rechazaba el Ejecutivo central. Guardiola lo hizo en parte para satisfacer los intereses de Vox –gran defensor de la nuclear– y lograr su apoyo para, primero, unos presupuestos que han quedado caducos y, segundo, para un eventual Gobierno tras las elecciones. Pero, ¿y si consigue una mayoría absoluta? No es menos cierto que son diversos los colores de las fuerzas que abogan por una prórroga. Unos días después, las eléctricas pidieron la extensión sin condiciones. Y el tablero se complica: mañana se vota la Ley de Movilidad Sostenible en el Congreso, que incluye una enmienda introducida por el PP –que el Ejecutivo no ha vetado– para posponer el cierre de Almaraz, Ascó I y Cofrentes. Esta última central, a su vez, puede servir de moneda de cambio para elegir al nuevo presidente valenciano. Del apagón, sin embargo, ya no se habla tanto.