Las claves: el mercado no apuesta por barcos sin capitán

Por muy grande que sea una empresa –la más grande del mundo en varias ocasiones, incluso–, su salud puede sufrir drásticamente por las actitudes de una sola persona. La deriva política y megalómana de Elon Musk ha impactado en las cuentas de Tesla, que, con su capitán a todo menos a lo que tiene que estar, ha perdido el rumbo. El golpe a su facturación, motivado por las posiciones políticas de su fundador –entre otras razones no desdeñables– recuerda de nuevo la importancia de que las compañías tengan líderes fiables. Acatado el correctivo, Musk parece haberse dado cuenta de cuáles son las prioridades, y ya ha avanzado que dedicará “significativamente” menos tiempo al DOGE –el departamento de eficiencia gubernamental estadounidense– y más a la empresa. Es de suponer que también ha ayudado en la decisión el hecho de que la motosierra con la que prometió dar forma a la Administración gripa, y que no tiene precisamente el cariño de los miembros del Ejecutivo. A la vista de los resultados de Tesla, no sería descabellado que a partir del mes que viene se ponga a darle uso en su propia empresa. Por lo pronto, los mercados lo agradecen.
Today