Hacienda somos todos, también Cervantes: su etapa como recaudador de impuestos en Andalucía

La ministra María Jesús Montero y Miguel de Cervantes Saavedra tienen dos cosas en común: ambos pasaron su infancia natal -o parte de ella- en Sevilla y también trabajaron en la capital andaluza. Pero resulta, además, que la vicepresidenta socialista y el autor que lideró el movimiento literario del Siglo de Oro compartieron oficio.
Tanto la médica como el escritor complutense han trabajado como funcionarios del Estado español ejerciendo de comisarios reales de abastos o, en su versión contemporánea, recaudadores de impuestos: él bajo la sombra de Felipe II a finales del siglo XV y ella como ministra de Hacienda durante las tres legislaturas en las que ha gobernado Pedro Sánchez.
Un documento encontrado en el Archivo General de Indias en Sevilla, que data del 21 de febrero de 1593, certifica con tinta y papel la creencia de muchos especialistas cervantinos: el autor de la obra más universal de la literatura española visitó varias villas hispalenses (La Puebla de Cazalla, Osuna, Morón de la Frontera o la propia Sevilla), además de la gaditana Villamartín, para trabajar como recaudador.
Su ingreso en la Administración Pública tuvo lugar en el año 1587, de acuerdo con una comunicación publicada por la Agencia Tributaria española y redactada por Enrique Ossorio Crespo (sí, el presidente de la Asamblea de Madrid) cuando consiguió un puesto de recaudador en la antigua Hispalis. Su misión principal, afirma este técnico ayusista, consistía en requisar trigo a los campesinos para abastecer las bodegas de los galeones que debían atacar Inglaterra.
Un año después, en 1588, la popularmente conocida como Armada Invencible huía de las costas anglosajonas tras protagonizar uno de los mayores desastres militares en la historia española tras encontrarse con una furibunda tormenta. Para Felipe II, la derrota frente a Isabel I y la flota liderada por Francis Drake fue un golpe bélico y emocional; un revés significativo para sus ambiciones de conquistar las islas británicas e imponer el catolicismo. Se desconoce, eso sí, en qué medida se malgastaron los esfuerzos recaudatorios de Cervantes, cuyo trigo debía alimentar a la friolera de 30.000 soldados.
José Cabello Núñez, archivero municipal de La Puebla de Cazalla, cuenta en su estudio de 2020 cómo Cervantes también recaudó aceite y otras provisiones para la Armada Real: un vestigio de su pasado como soldado en la Batalla de Lepanto contra el Imperio Otomano y su secuestro por parte de piratas berberiscos frente a la costa catalana, desde donde fue conducido a una prisión en Argel. De esta etapa de su vida está prevista una inminente película: 'El cautivo', dirigida por Alejandro Amenábar (Tesis, 'Abre los ojos', 'Los otros', 'Mar adentro'), cuyo estreno se prevé el próximo 12 de septiembre.
Miguel de Cervantes se metió en problemas con la Justicia durante su etapa funcionarial: cuenta Ossorio Crespo que fue pillado en Écija confiscando por la fuerza los cereales de varios propietarios, uno de los cuales era un eclesiástico. Esta circunstancia provocó que fuera excomulgado por el Vicario General de Sevilla.
En 1594 se le propuso que trabajase como recaudador en las provincias de Granada y Málaga. En esta ocasión, el encargo era lograr ingresar dos millones y medio de maravedíes correspondientes a tasas atrasadas: resulta que la lista de morosos española ya existía a finales del siglo XVI. Cervantes depositó la suma de esta etapa en un banco sevillano que acabó quebrando, lo que provocó que perdiese todo ese dinero y entrase de nuevo en la cárcel al no poder entregar a las arcas de Felipe II lo recaudado. Llegados a este punto, se retira finalmente de su oficio como comisario de abastos.
Su etapa andaluza como recaudador precede a su gran éxito literario: en 1600 Cervantes se establece en otras ciudades castellanas como Toledo y Valladolid, donde compone y escribe sonetos, comedias y la primera parte de su inmortal obra en 1605.
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