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La verdadera historia del capirote de los nazarenos y el KKK: de la Inquisición a la Semana Santa

• Apr 16, 2025, 5:11 AM
8 min de lecture
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"¡Es el Ku Klux Klan!", dicen algunos turistas poco o nada familiarizados con la Semana Santa española cuando ven a los penitentes acompañando procesiones en las calles. El hermano mayor de la Archicofradía de Jesús de Medinaceli en Madrid, Miguel Ángel Izquierdo, explica a 'Euronews' que suele ser un comentario bastante habitual todos los años: "Hay que explicarles que no tiene nada que ver".

Sin embargo, aunque el movimiento supremacista adoptó un traje similar al de los nazarenos, el capirote es muy anterior incluso a la propia fundación de Estados Unidos. En España, los primeros sombreros puntiagudos, origen de los actuales capuchones, surgen en el siglo XVI con la Inquisición.  

Cuando los Reyes Católicos establecieron el Sagrado Tribunal, comienza en Castilla una época de ortodoxia católica que castigaba delitos que iban desde la blasfemia a la herejía. "Durante los autos de fe, la Inquisición imponía a los herejes y a los condenados el 'sambenito', un hábito especial, parecido a un poncho, que era una forma de humillación, un castigo visual y un escarnio público. En algunos casos, especialmente cuando se trataba de condenas graves, se remataba con un capirote puntiagudo", explica a 'Euronews' el historiador David Botello.

Quema de cruces por el Ku Klux Klan en Rumford, Virginia (1987).
Quema de cruces por el Ku Klux Klan en Rumford, Virginia (1987). Scott Perry/AP1987

El origen del capirote

Por lo tanto, "el origen del capirote hay que buscarlo en dos fuentes: la espiritualidad medieval y la Inquisición, porque los penitentes se cubrían por humildad, para que no los reconocieran", añade Botello, quien es autor de 'No me toques los Borbones' entre muchos otros libros en los que se sumerge en la historia de España.

Algunos eran condenados a muerte y se presentaban con dicho ropaje a las ejecuciones, que podían ser por ahogamiento si se arrepentían de sus pecados, o bien quemados vivos en plaza pública. Dado que eran personas que estaban cumpliendo una pena capital, se les llamaba penitentes.  

Cuadro 'Auto de fe de la Inquisición' de Francisco de Goya (1812-1819) en la que aparecen condenados por la Santa Inquisición con capirotes.
Cuadro 'Auto de fe de la Inquisición' de Francisco de Goya (1812-1819) en la que aparecen condenados por la Santa Inquisición con capirotes. Imagen de dominio público.

En cuadros como 'Auto de fe de la Inquisición' de Francisco de Goya, pintado entre 1812 y 1819, queda ilustrada dicha vestimenta. La cuestión es cómo las diferentes cofradías adoptaron esa misma simbología en sus procesiones. "Las cofradías tomaron ese atuendo y lo resignificaron: lo que era una humillación, lo convirtieron en una penitencia voluntaria", dice Botello.

"El capirote se convirtió en símbolo de elevación espiritual: cuanto más alto fuera el capirote, más te acercabas a Dios", explica el historiador. Originalmente, en las procesiones los nazarenos iban vestidos de manera más sencilla, pero "con los siglos, las cofradías fueron mejorando el diseño: el capirote pasó de ser una simple capucha a tener estructura y se incorporaron colores o insignias". David Botello asegura que pese a estos cambios, "la esencia de la vestimenta sigue siendo la misma: anonimato, recogimiento y penitencia".

¿Por qué adoptó el Ku Klux Klan la vestimenta de los penitentes?

Sea cual fuera su origen y evolución, es evidente la similitud de los uniformes escogidos por el Ku Klux Klan a finales del siglo XIX. Existen varias teorías al respecto, "algunas apuntan a una inspiración visual indirecta, puede que algún diseñador del KKK viera una ilustración, una litografía o una escena de Semana Santa española y pensara: 'esto impone'", apunta Botello.

Esa posibilidad coincide con un recorte de la revista 'Opportunity' editada en Nueva York en 1927 que decía: "Basta echar un vistazo para observar la similitud con las túnicas y capuchas blancas usadas por el Ku Klux Klan en nuestro país. A todas las apariencias, la organización estadounidense copió la vestimenta de aquellos creyentes cristianos", dice el texto.

No obstante, Botello insiste en que no hay pruebas concluyentes del origen de la vestimenta de los supremacistas. "También pudo ser pura coincidencia: muchas culturas han usado capuchas para ocultar la identidad, desde los verdugos medievales hasta los miembros de algunas sectas", nos cuenta.

El capirote puede imponer y dar miedo, pero da mucho más miedo la ignorancia
David Botello
Historiador

Si es o no apropiación cultural sería otro debate, lo que David Botello tiene claro es que se trata de "una deformación estética con fines radicalmente opuestos, pues la Semana Santa es una manifestación viva de fe, historia y tradición que se ha ido reinventando durante siglos".

"Confundir a un penitente con un supremacista es un error nefasto, que borra siglos de espiritualidad y memoria colectiva", aclara el historiador, dejando claro que "el capirote puede imponer y dar miedo, pero da mucho más miedo la ignorancia".