Y, de paso, una pizza

Dar la razón a domicilio: he ahí un nicho de mercado sin cubrir. Hace falta una empresa que sea capaz de enviarte a casa en diez minutos a un empleado (o empleada: el genérico no llega) para darte la razón al tiempo que te arropa, para dártela y dártela hasta que te quedes dormido (o dormida). Lo deseable sería que, al tiempo de solicitar el servicio, dijeras en qué asunto o asuntos deseas llevar razón para ajustar el precio por anticipado, pues no puede costar lo mismo darte la razón en que la Tierra es plana, que está al alcance de cualquiera, que en si Dios es pura bondad, pese a la existencia de Trump, de Milei o de Isabel Díaz Ayuso y su inefable Miguel Ángel Rodríguez. Las tarifas de los teólogos, como las de las nutricionistas, están por las nubes.
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