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Griezmann, la leyenda

• Dec 16, 2023, 2:10 AM
8 min de lecture

De aquel documental de La Decisión que Antoine Griezmann (Maçon, Francia, 1991) grabó en el verano de 2018 para anunciar que seguiría en el Atlético, que prefería seguir antes que irse al Barça, no quedó para siempre su frase. El: “Tío, que quiero quedarme”, a su hermano Theo. No. La que quedó para siempre es la que su mujer, Erika Choperena, le dijo al futbolista. Estaban en el salón de su casa en Madrid mientras éste deshojaba su particular margarita entre Barça y Atleti cuando ella levantó la cabeza y le espetó: “Aquí serás historia. Siempre. Allí serás uno más”. Y lo es, ya lo es. Aunque entre medias se fuera al Barcelona (de 2019 a 2021) para descubrir que su lugar en la tierra era este. El Atleti del Cholo, ese al que solo quería volver. Dos años más tarde es el mejor jugador de la Liga y Premio AS del Deporte 2023 por ello.

Nadie tiene tanta influencia en su equipo con sus acciones. Todo lo que pasa por su bota mejora. Libre, es la obra maestra del Cholo Simeone en el fútbol. “Mirá, a los futbolistas cuando vos le decís: ‘Jugá libre’, no lo interpretan bien. Griezmann es el primer futbolista que tengo que vos le decís: ‘Jugá libre’. Y lo hace todo bien”, expresaba Simeone sobre el francés en un Espacio Reservado emitido por Movistar+... en el año 2016. Cuando Antoine no se había proclamado aún campeón del mundo con Francia (Mundial de Rusia 2018) aunque ya era finalista de la Champions (Milán, 2016) y de Europa (Eurocopa de Francia 2016), donde además fue el máximo goleador, con seis tantos. En el Mundial de 2022 en Qatar volvió a dirigir a su país a la final siendo el mejor futbolista del torneo de nuevo, el más decisivo en sus acciones, su capacidad para brillar allá donde asome en el campo.

En el Atlético ya había dado un paso atrás, hacia esa posición de 8 en la que se siente cómodo y en la que jugaba cuando era un niño en Zubieta, adonde llegó después de que Eric Olhats, ojeador de la Real, le viera en un torneo internacional de cantera en Francia y le ofreciera aquello que en su tierra tanto se le había negado, tantos (Auxerre, Lyon, Sochaux, Saint Etienne y Metz), por “bajito”: una oportunidad en el fútbol. “Difícil de olvidar mi primer partido: llegué justo para la final de un pequeño torneo frente al Athletic. Apenas entrado en juego, marqué de cabeza, a la salida de un córner, el gol de la victoria. Aquello había comenzado por todo lo alto”, relataba en su biografía, Detrás de una sonrisa (Martínez Roca, 2017). Contra niños un año mayores. El bajito que en realidad era uno de los futbolistas llamados a permanecer en la historia del fútbol. En la mesa de los más grandes.

Hay una anécdota de aquellos tiempos que se puede palpar hoy en su fútbol. Su toque, cómo mesa la pelota, el cuero, como si fuera piel propia. Lo aprendió un día, después de un entrenamiento, cerca del mar en Bayona, donde vivía con su descubridor. “(Olhats) No estaba contento con mi rendimiento, pensaba que mi tiempo de reacción era demasiado lento. Entonces sacó varios balones del maletero, encendió los faros (del coche en el que habían viajado hacia ese lugar) porque estaba oscuro y dirigió la luz hacia un pequeño muro. Luego puso varios conos en el suelo. Después me pidió que, tras cada golpeo, avanzara hacia el muro, que controlara el balón o que hiciera un pase, pero antes de que el balón tocase el suelo. Repetí el ejercicio un buen rato”, detalla en su libro. Cuando quisieron darse cuenta, la batería del coche estaba agotada. Pero cuánto sigue alimentando al futbolista que es hoy. “Mi rapidez en el césped y mi capacidad para proyectarme más rápido hacia delante se perfeccionaron en parte ahí”.

En este 2023 es el faro del Atleti que encadena 20 victorias seguidas en casa, récord histórico, convirtiendo al Atlético en el equipo de la Liga con más ritmo de circulación, que más pases promedia por minuto (17,3 por delante del Madrid, 17,2, y Las Palmas, 17, según datos de @atletico_stats). Porque todo pasa por Griezmann, ese futbolista que es el segundo con más asistencias (13) en el año 2023 en Europa, solo por detrás de Salah (15) y por delante de Brandt (13). Aunque cuando se anunciaron los ganadores del Balón de Oro 2023, y sus finalistas, hubiera que bajar, llamativamente, hasta el lugar 21 en la lista para leer su nombre. En el Metropolitano se clama por ello con un sustantivo femenino siempre en la boca: injusticia. Tampoco ganó el Balón de Oro en 2018 tras haber sido el futbolista más decisivo todo el torneo, con sus acciones para mejorar y armar juego, su sacrificio incontestable, y llevar a Francia a lo alto del podio. Fue bronce.

“Para que Griezmann gane títulos individuales, el equipo necesita un gran título”, reconocía sincero su entrenador hace un mes en sala de Prensa. Ese galardón de ser el mejor que este lunes le entrega ya AS. El mejor de la temporada pasada. El mejor de la Liga. El más influyente. El mejor a secas. Antoine Griezmann. Y lo sigue siendo esta temporada en la que recuerda por completo al Griezmann de 2016, esa que en mayo terminó para el Atlético en la final de Milán ante el Madrid y él marcó 32 goles. Pero en una madurez apabullante, con todo lo aprendido estos años alumbrando sus botas. Porque se fue, terminó yéndose después de aquel: “Tío que quiero quedarme”, dirigido a su hermano en La Decisión. Pero un año más tarde de grabar ese documental cogía la maleta rumbo a Barcelona y ese tren. No terminó de funcionar (aunque en dos años marcara 35 goles y repartiera 16 asistencias). No dejó de añorar al Cholo y al Atleti. Se pasó un verano llamando. “Quiero volver”. Aunque fuera difícil. Casi imposible. Porque lo fue.

El perdón en la hierba

Esa grada que lo había amado, su estrella era, le recibía entre pitos y reparos. Su primer partido en el Metropolitano (Oporto, fase de grupos de Champions 22-23) le llovió encima muy fuerte. Pero él bajó la cabeza y habló donde debía: el césped. Aunque aún estuviera cedido por el Barça, aunque en ese primer año nada saliera (los peores números de su carrera, ocho goles), por una lesión en diciembre tras una entrada de Carvajal por detrás en un derbi y una posterior recaída en enero que hicieron crecer un tapón en su cabeza. Cuando el verano siguiente apareció en San Rafael, el Cholo dobló su apuesta por él, sin embargo. Una de las cláusulas de su cesión del Barça obligaba a pagar su compra (40 millones) cuando completara el cien por cien de unos minutos ya al 80%. Comenzó a jugar partidos desde el 60', invisibles en esa cuenta particular, para demostrar que un poco de Griezmann es mucho, es todo. El mejor futbolista de la Liga 2023-24 también lo fue del Atlético antes del Mundial de Qatar, en el que nadie le terminó de acompañar. Cuando pidió perdón de palabra, en el Metropolitano ya solo le rodeaban aplausos.

Su camino como futbolista tiene mucho de Luis. Si Luis fue el primer goleador en el viejo Calderón el día de su inauguración ante el Valencia el 2 de octubre de 1966, Griezmann fue el primero del Metropolitano, ante el Málaga, el 16 de septiembre de 2017. Luis había sido el primer goleador en Europa también, ante la Vojvodina el 16 de noviembre de 1966, y Griezmann lo fue en el Metropolitano, ante el Chelsea el 27 de septiembre de 2017. Ahora acecha su récord de goles marcados con la rojiblanca. 173 hizo Luis. 171 lleva el francés, ya por delante de Escudero. Leyenda ya. Como le avisó Erika. Para siempre.