El caza europeo FCAS peligra y España se queda en el fuego cruzado
El ministro Federal de Defensa de Alemania, Boris Pistorius (SPD), viajó a París con poca antelación, invitado por su nueva homóloga francesa, Catherine Vautrin. Vautrin sólo lleva en el cargo desde octubre y ha sustituido a su predecesor, Sébastien Lecornu.
En el orden del día figurará, entre otras cosas, el proyecto conjunto del avión de combate FCAS. El Future Combat Air System (FCAS) es un proyecto conjunto de Defensa entre Alemania, Francia y España, cuyo objetivo es redefinir el "combate aéreo del futuro" y al mismo tiempo mantener la independencia respecto a socios no europeos.
¿Acabará la amistad franco-alemana con los cazas de combate?
El Sistema de Armas de Nueva Generación (NGWS) ocupa un lugar central: un nuevo avión de combate tripulado u opcionalmente no tripulado que cuenta con el apoyo de drones acompañantes, los llamados portadores remotos. Todos los elementos se conectarán en red a través de una Nube de Combate Aéreo digital, que permitirá el intercambio rápido de datos de sensores y la creación de informes de situación conjuntos.
El FCAS debería hacer más eficaces y resistentes las futuras operaciones militares gracias a sus elevadas propiedades furtivas. Esto significa que el avión de combate será difícil de detectar por radar, infrarrojos, sensores acústicos o visuales. Además, el sistema deberá ser capaz de realizar guerra electrónica y desplegar armas precisas de largo alcance.
En conjunto, se trata de un "sistema de sistemas" en red que va más allá de las capacidades de los cazas actuales, como el Eurofighter y el Rafale, y que pretende garantizar la soberanía aérea europea a largo plazo. Los costes de desarrollo del proyecto se han estimado entre 80.000 y 100.000 millones de euros.
Sin embargo, el proyecto está en punto muerto debido a las disputas entre las empresas de defensa implicadas, Dassault (Francia) y Airbus (Alemania/España), sobre proveedores, diseño y división del trabajo. Dassault insiste en el protagonismo del caza, mientras que Alemania estudia socios alternativos o un enfoque nacional.
Francia ha propuesto rediseñar el modelo de división del trabajo para dar a Dassault un mayor "papel de liderazgo industrial". Sin embargo, la segunda fase del FCAS, en la que debía crearse un avión demostrador, aún no ha comenzado debido a los retrasos, aunque los planes oficiales prevén un demostrador ya en 2027.
Es posible que los dos ministros de Defensa no tomen hoy una decisión al respecto en París. Según los informes, el canciller alemán Friedrich Merz y el presidente Emmanuel Macron discutirán el proyecto FCAS en Berlín el martes. Antes de finales de año deberá encontrarse una solución definitiva. No obstante, al parecer, ambos países están considerando poner fin o reorganizar el proyecto conjunto de cazas de combate, valorado en mil millones de euros, y quieren centrarse, en cambio, en la Nube de Combate.
La Nube de Combate ya forma parte del FCAS y está destinada a interconectar futuros aviones, drones y centros de mando. España, por su parte, sigue reafirmando su compromiso con el FCAS e invierte en la tecnología.
¿Pero más bien una solución nacional?
Berlín ya cuenta con un sucesor del FCAS: el 'Combat Fighter System Nucleus' (CFSN). También en este caso se trata de construir una Nube de Combate y desarrollar una serie de aviones de combate europeos no tripulados. La Nube de Combate conecta todos los aviones y drones y garantiza que puedan trabajar juntos y con los sistemas de la OTAN.
En la segunda fase se fabricarán dos drones: uno de cuatro a cinco toneladas para reconocimiento y guerra electrónica y otro de 10 toneladas para misiones aire-tierra y aire-aire. Los primeros prototipos se utilizarán para entrenamiento en 2029. La introducción operativa tendrá lugar probablemente más adelante.
A continuación está previsto integrar en la Nube de Combate aviones de combate ya existentes, como el Eurofighter Typhoon y el avión furtivo F-35A. La fase final prevé el desarrollo de un nuevo avión de combate, idealmente en cooperación con España y/o Suecia.
París, por su parte, planea desarrollar un caza moderno de nueva generación (NGF) basado en el Rafale F5. Dassault Aviation está desarrollando el F5 para convertirlo en un nuevo avión, pero con un radar mejorado, un nuevo motor y la capacidad de trabajar con drones. En Francia, esto se ve como una evolución rentable que también preserva la soberanía industrial del país. Los socios extranjeros quedan excluidos en gran medida.
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