El aumento de personas sin hogar en el aeropuerto de Madrid-Barajas preocupa a los trabajadores

El Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, principal puerta de entrada y salida de España, es un punto clave para la seguridad nacional en el que confluyen miles de viajeros y trabajadores cada día. Está entre los 20 aeropuertos más transitados del mundo y es la principal conexión entre Latinoamérica y Europa. Sin embargo, en sus instalaciones coexiste una realidad paralela: la presencia de personas sin hogar.
Según estimaciones del principal sindicato de trabajadores, unas 500 personas pernoctan diariamente en este espacio, un incremento notable frente a las 40 que lo hacían hace una década, nos dice Alexia Font, delegada del sindicato ASAE. Este fenómeno ha desatado una gran preocupación entre los empleados que denuncian una situación insostenible.
Este mismo jueves ha muerto un varón de 60 años en un baño del Terminal 4 del aeropuerto madrileño, según han confirmado a 'Euronews' fuentes policiales. Cuando llegaron los sanitarios, el hombre estaba en parada cardiaca sin pulso y, a pesar de los intentos de reanimación, no fue posible salvarlo.
Los trabajadores del aeropuerto, con los que ha hablado 'Euronews', aseguran que se ha producido un aumento de incidentes graves. "Hace unos diez años había unas 40 personas y ahora estamos en torno a las 500, esto es un problema de salud, de seguridad, de higiene y de imagen para un aeropuerto de primer nivel, que es la entrada al turismo en España", dice Alexia Font.
La delegada sindical subraya la diversidad de perfiles entre estas personas: "Hay de todo tipo, con diferente problemática. Algunas están en situación de asilo político, otras no tienen dónde dormir por circunstancias de la vida, y también hay un grupo que comete agresiones, insultos y amenazas a empleados y usuarios". La secretaría de Estado de Migraciones ha aclarado a 'Euronews' que no tiene constancia de la presencia de inmigrantes a la espera de asilo político en estas instalaciones.
Los incidentes reportados incluyen desde robos hasta actos de violencia. "El personal de limpieza sufre esta situación directamente. Hace unas semanas, a una limpiadora la escupieron en la cara y le arrojaron caca", relata Font. Sin embargo, insiste en no generalizar y en la necesidad de ayudar a los sinhogar. "No todas las personas lo hacen, son casos concretos y necesitan ayuda".
La delegada sindical, que también trabaja como enfermera en el Servicio Médico Aeroportuario, lamenta haberse encontrado "restos de drogas" y denuncia el aumento de la delincuencia, los robos, incluso la prostitución. "Es un problema social grave donde nosotros, como servicio médico de urgencias, solo ponemos un parche", dice.
La noche transforma el aeropuerto
El panorama empeora al caer la noche. Sobre las 22:00 llegan las primeras personas sin hogar, que pasan el día en el pueblo de Barajas o en Madrid, "buscándose la vida", dice Font. Las zonas de menor tránsito se convierten en refugio para quienes llegan, pero muchos trabajadores temen ese momento.
José Miguel San Luis, empleado de una tienda desde hace siete meses, dice tener miedo: "He tenido varios problemas. Me han robado, se han encarado conmigo. Se han puesto denuncias y no se van, vengo pensando que todos los días me pueden robar. Es un hecho que lo van a intentar. Siempre vengo pensando en que me puede pasar algo". La percepción de los turistas también se ve afectada. "A muchos les intentan robar, nos lo cuentan... Y les llama la atención la cantidad de gente viviendo aquí", comenta.
"Duermo en el suelo con una manta"
Entre quienes recurren al aeropuerto para dormir está Daniel Fontalvo, un colombiano que lleva cinco meses pernoctando en Barajas tras ser víctima de una estafa. Le prometieron trabajo y un visado a cambio de una gran suma de dinero pero, al llegar a España, se dio cuenta de que todo era mentira. "Duermo en el suelo con una manta, me levanto temprano, busco trabajo, comida y vuelvo aquí por la noche, lo hago para enviar dinero a mi hijo".
Hoy, tras una jornada de trabajo irregular esporádica, su mayor preocupación es enviar los 20 euros que le han pagado a su familia en Colombia. Se emociona al contar que su hijo, de un año y medio, ha empezado a caminar. "Sin él no estaría aquí, vine a buscar un mejor mañana para él, para sacarlo a él y a su mamá adelante", asegura.
Fontalvo tiene 28 años y volvió a ser víctima de una segunda estafa una vez llegó a España. "Estando aquí trabajé un mes y medio en construcción pero no me pagaron por no tener mis papeles en regla", lamenta. Su historia demuestra que no todas las personas sin hogar que duermen en Barajas son violentas o problemáticas y que se trata de un problema poliédrico: "Aquí hay personas que consumen drogas, pero también muchas que no. Yo no consumo drogas, no fumo cigarrillos".
Esta situación se da también, en términos similares, en otros aeropuertos como el de Barcelona o Palma de Mallorca; no así en las estaciones de tren del país que cierran por las noches. Las administraciones reconocen el problema, pero la falta de una acción conjunta entre instituciones locales y estatales perpetúa el conflicto.
Un problema multidisciplinar
"Esto es un problema multidisciplinar, es trabajo en equipo entre la Delegación del Gobierno, el Ayuntamiento y AENA, la empresa que gestiona los aeropuertos españoles. AENA puede desalojar, pero a estas personas hay que ayudarlas", sostiene Alexia Font.
"Se ha planteado el problema a nivel del Ayuntamiento de Madrid, pero independientemente de la ideología política, esto es responsabilidad de todos. Se necesita mayor seguridad e intervención policial, porque son 500 personas en una infraestructura crítica", añade.
División entre las distintas administraciones
'Euronews' ha hablado con el área de Servicios Sociales del Ayuntamiento de la capital. En declaraciones a este medio, aseguran que el "Ministerio del Interior y el Ministerio de Inclusión son competentes en la atención a los solicitantes de asilo que allí esperan la tramitación de la protección internacional", algo que de lo que no tienen constancia en dichas instituciones, según nos han aclarado.
"El Ministerio de Derechos Sociales tiene competencias en materia de sinhogarismo y una estrategia nacional de atención a estas personas que no está aplicando", aseguran desde el Ayuntamiento a este medio, tendiendo la mano al Gobierno central "para ofrecer una respuesta digna a estas personas, entendiendo que la forma de conseguirlo es con la responsabilidad e implicación de todos".
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