Absuelven a Luis Medina y condenan a 3 años a Alberto Luceño por el caso mascarillas

Una de cal y otra de arena. El caso judicial de una de las tramas de corrupción más mediáticas que se gestó en plena pandemia de coronavirus se salda con una absolución y una condena penal. La Audiencia Provincial de Madrid absuelve al empresario Luis Medina por el delito de estafa contra el Ayuntamiento de Madrid, al que vendió material sanitario durante la crisis por valor de 11 millones de euros, embolsándose comisiones millonarias por su gestión junto al otro investigado, Alberto Luceño.
Este último sí ha que sido condenado por fraude y falsificación documental: deberá pagar una multa de 1.35 millones de euros e ingresar en prisión. El fallo penal supone tres años de cárcel por un delito contra la Hacienda Pública y otros ocho meses por falsedad documental.
La Fiscalía Anticorrupción pedía para Luceño el triple de pena, unos 15 años de prisión, y para Medina hasta nueve años. Pero la Audiencia, en un fallo unánime, considera que el Ministerio Público no ha conseguido probar que el dúo de empresarios engañase al consistorio madrileño mediante un delito de estafa, del que también absuelve a Medina.
Luceño y Medina firmaron tres contratos para la compraventa de mascarillas, guantes y test de coronavirus por valor de 11,9 millones de dólares (10.9 millones de euros) y por los que cobraron una comisión total de unos 5 millones. Lo hicieron a través de la mediación de un empresario malayo, San Chin Choon, que conseguía el material en China, y a quienes los empresarios acusaron de ser el causante de los sobrecostes para el Ayuntamiento.
Luis Medina, hijo de 'socialités' y enlace inicial con el Ayuntamiento
El segundo hijo de Naty Abascal y del duque de Feria, Rafael de Medina y Fernández de Córdoba, fue quien contactó inicialmente con el Ayuntamiento de Madrid para ofrecer su intermediación en la compra de mascarillas. Lo hizo gracias a su amistad con el primo del actual alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida.
Antes del estallido del caso por el que ha sido finalmente absuelto, Medina fue imagen de marcas como Dolce & Gabanna y era un habitual de desfiles, 'photocalls' y eventos de la alta sociedad madrileña, además de consultor en un gabinete de comunicación para firmas de lujo.
Alberto Luceño, el gestor de la operación que engañó a su compinche
Luceño negoció toda la operación con el Ayuntamiento madrileño tras la intermediación de Medina. Se presentó como "experto en importación de productos procedentes del mercado asiático". La querella es contundente con respecto a su currículum: "Ni tenía experiencia significativa en negocios de importación, ni disponía de fábricas en China, ni tampoco era agente exclusivo de ninguna empresa malaya".
Licenciado en Ciencias de la Información y en Psicología, se ha dedicado sobre todo al mundo del comercio de moda. Entre 2012 y 2013 fue director general de la Escuela Europea de Dirección y Empresa EUDE,** la cual aparece en la investigación de la trama 'Púnica'. Luceño es dueño de otra consultoría llamada Gekko, con el mismo nombre que la empresa de la que era administrador Medina. Ambas fueron inscritas en el Registro Mercantil en fechas similares: la de Medina en 2009 y la de Luceño en 2010.
Pese a su aparente amistad, Luceño ocultó a Medina que en cada operación él se llevaba una comisión adicional. Ese dinero le permitió comprarse doce coches deportivos, tres Rolex y una casa en Pozuelo de Alarcón por un millón de euros, además de costearse una semana en un hotel de Marbella por 60.000 euros. El juez le ha embargado todos esos bienes.
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