¿Qué es la criptomoneda "verde" Chia y hasta qué punto es ecológica?
¿Podría ser este el año en que las criptomonedas se conviertan en -literalmente- moneda de uso corriente? Ciertamente, eso parece, ya que varias criptomonedas se han revalorizado y han alcanzado máximos históricos en todos los ámbitos.
En abril, Bitcoin superó los 64.000 dólares (52.700 euros), mientras que este mes Ethereum superó el umbral de los 4.000 dólares (3.300 euros). Incluso Dogecoin -la altcoin meme lanzada para burlarse de las dos anteriores mencionadas- ha hecho avances.
Pero también es difícil seguir el ritmo del enorme volumen de criptodivisas que se están lanzando, las llamadas altcoins (criptomonedas alternativas) con más de 5.000 estimadas en circulación en el momento de la publicación de esta nota.
A pesar de su progreso, las criptomonedas como el Bitcoin y otras similares siguen considerándose inversiones de riesgo debido a su volatilidad, aunque la percepción está cambiando.
Su reciente éxito también ha hecho que aumente el escrutinio de su funcionamiento, sobre todo en lo que respecta a las prácticas que consumen mucha energía, como la minería. Hoy mismo Elon Musk ha sorprendido anunciando que Tesla ya no aceptará pagos en Bitcoin por su impacto medioambiental. Sin embargo el multimillonario no venderá su gigantesco "stock" de criptomonedas adqurido en febrero.
Pero hay una criptodivisa que está empezando a dar que hablar por razones teóricamente más positivas: Chia.
Chia, que empezó a cotizar oficialmente la semana pasada, intenta hacer las cosas de forma diferente. Por un lado, se la califica como la criptomoneda "verde", pero ¿Qué la hace ecológica y en qué se diferencia de otras criptomonedas?
¿En qué se diferencia Chia de Bitcoin?
Al ser la criptomoneda original -y hasta la fecha, la más valorada-, Bitcoin ha marcado la pauta para las altcoins que han seguido su estela.
En este sentido, muchas criptomonedas utilizan una práctica adoptada por primera vez por Bitcoin para crear nuevos tokens llamada "minería". Conocido como un sistema de "prueba de trabajo" (PoW en inglés), la minería requiere el uso de ordenadores para resolver complejos rompecabezas matemáticos con el fin de desbloquear nuevos tokens de Bitcoin.
Esta es la primera gran diferencia con Chia, que utiliza en cambio lo que se llama un sistema de "prueba de espacio y tiempo". ¿Qué implica esto? Para "cultivar" Chia -que evita el término minero- se necesita una gran cantidad de discos duros vacíos para albergar "parcelas" a las que se adjudica un número de bloques en función del espacio disponible.
El creador de Chia, Bram Cohen, que fundó la plataforma de intercambio de archivos BitTorrent, cree que este método es más fiable, seguro y ecológico que el funcionamiento de criptomonedas como Bitcoin.
La afirmación de que es más respetuosa con el medio ambiente es lo que más está llamando la atención.
¿Hasta qué punto son ecológicas son las credenciales de Chia?
El proceso de minería requiere tanto equipos -compuestos por procesadores informáticos especializados- como el acceso a grandes cantidades de energía.
El aumento de la popularidad de Bitcoin ha hecho que los mineros domésticos no puedan igualar la producción de las operaciones de minería a gran escala, sobre todo cuando hablamos de facturas de energía exorbitadas.
Además de excluir a los actores pequeños, el colosal consumo de energía que requiere la minería está teniendo un impacto indeleble en el planeta en forma de emisiones.
Los inversores en Bitcoin señalan que la criptomoneda depende cada vez más de fuentes de energía renovables, pero debido al coste de la electricidad, la concentración de minas se desplaza a menudo por todo el mundo en busca de precios de energía más bajos.
La mayoría de las veces, las fuentes de electricidad más baratas son generadas por centrales eléctricas de carbón y no por turbinas eólicas.
En China, donde se encuentran la mayoría de las minas de Bitcoin del mundo, el proceso creará tantas emisiones de carbono en un año como Italia o Arabia Saudí en 2024, además hay situaciones como los cortes de energía localizados que se dieron el mes pasado.
Irán también se está posicionando en el mercado de la minería.
Dado que no utiliza la minería, Chia ha sido elogiada por abrir potencialmente una nueva vía rentable para los usuarios domésticos, así como por proporcionar una alternativa más respetuosa con el medio ambiente que el Bitcoin, que consume mucha energía.
Al menos a primera vista, Chia hace honor a sus credenciales ecológicas, ya que no necesita consumir grandes cantidades de electricidad. Sin embargo, el medio por el que los agricultores de Chia acuñan nuevos tokens no está exento de críticas, ni de un coste medioambiental.
¿Por qué se critica a la criptomoneda Chía?
Incluso antes de su lanzamiento en las plataformas comerciales a principios de mayo, Chia ya había sido objeto de controversia después de que su éxito inicial provocara una carrera de compra de discos duros.
El aumento de la demanda ya ha provocado una escasez y ha disparado los precios en China y otras partes de Asia. Desde que se anunció el lanzamiento de Chia en febrero, los precios de los discos de 12 terabytes se han disparado un 59% sólo en China, según el South China Morning Post.
La razón del aumento de la demanda no es sólo la repentina popularidad de una criptomoneda recién lanzada, aunque esto lo explica en gran parte. También se debe al hecho de que el cultivo de Chia es increíblemente derrochador cuando se trata del hardware necesario. No necesita grandes cantidades de energía, ni una gran potencia en la tarjeta gráfica, como otras criptomonedas, pero es letal para las unidades de almacenamiento, los discos duros.
Según informes recientes de China, el cultivo continuo de Chia está provocando que la vida útil de un disco duro SSD de 512 GB, por ejemplo, se reduzca a sólo 40 días en lugar de la vida útil habitual de alrededor de una década.
Los sitios especializados señalan que las unidades de almacenamiento no están pensadas para una carga de trabajo tan intensiva como requiere el "cultivo" de Chia y el almacenamiento de sus parcelas.
El resultado es la anulación de toda la garantía de los discos duros utilizados y la posibilidad de que se produzcan enormes montañas de aparatos electrónicos desechados e inservibles. La basura electrónica es un peligro cada vez mayor, ya que los consumidores se apresuran a enviar sus dispositivos electrónicos a los vertederos para actualizarlos a modelos más nuevos.
Los residuos electrónicos suelen contener componentes tóxicos, como metales pesados como el plomo y el litio, que si se eliminan de forma inadecuada, corren el riesgo de contaminar el medio ambiente y suponer un riesgo para la salud humana. Son uno de los grandes problemas medioambientales de nuestro tiempo.
Por el momento, los bajos costes de la energía son un incentivo suficiente para mantener la estrella de Chia en ascenso, pero el verdadero impacto medioambiental que tendrá esta criptomoneda quizás no tan "verde" es aún incierto.
Los promotores de esta nueva criptomoneda son conscientes y proponen consejos para los usuarios sobre los equipos más adecuados para "cultivar parcelas" de Chia.