La muerte de un streamer francés arroja luz sobre los horrores de retransmitir la violencia extrema

Advertencia sobre el contenido: Este artículo incluye menciones a la violencia, el suicidio y actos extremos que algunos lectores podrían considerar perturbadores.

El streamer francés Raphaël Graven, conocido en la red como Jean Pormanove, murió el lunes en el sur de Francia durante una emisión en directo en la plataforma de streaming Kick. Se trata de una tragedia que ha sacado a la luz una faceta menos conocida de la cultura de internet.

Graven, de 46 años, fue uno de los primeros streamers franceses y contaba con cerca de medio millón de seguidores en sus diversos canales. A lo largo de los años, se dio a conocer por someterse a actos degradantes y torturas, como estrangulamientos e ingestión de productos químicos tóxicos, a veces a petición y con el apoyo económico de espectadores en directo.

Durante los 12 días que duró la emisión que condujo a su muerte, Jean Pormanove aparecía acompañado de otras tres personas: Owen Cenazandotti (26 años, alias Naruto), Safine Hamadi (23, alias Safine) y un tercero llamado Coudoux. Las imágenes compartidas en las redes sociales mostraban cómo dos de estos hombres, conocidos como Naruto y Safine, le maltrataban físicamente y proferían insultos degradantes.

Clara Chappaz: "Es el horror absoluto"

La ministra francesa de Asuntos Digitales e Inteligencia Artificial, Clara Chappaz, calificó el incidente de "horror absoluto". La Policía francesa ha abierto una investigación sobre la muerte de Graven, y este jueves debería realizarse la autopsia.

El rapero Drake y el streamer estadounidense Adin Ross, ambos vinculados económicamente a la empresa matriz de Kick, se han ofrecido a pagar el funeral de Graven. Este episodio de espantosa violencia arroja luz sobre un subgénero de contenidos en línea en directo protagonizado por streamers que adoptan comportamientos humillantes y a veces peligrosos.

Los inquietantes horrores del streaming basura

El caso de Graven recuerda el fenómeno de las retransmisiones en directo de la violencia extrema, un fenómeno que se originó en la década de 2010 y se popularizó en Rusia y Polonia. Los 'trash streamers' cometen actos degradantes, violentos y a veces mortales contra sí mismos o contra otros.

En 2021, un streamer ruso fue condenado a seis años de cárcel por la muerte de su novia embarazada de 28 años durante una retransmisión en directo en diciembre de 2020. El hombre golpeó a su pareja, causándole lesiones cerebrales traumáticas, y le cerró la puerta de su casa mientras ella solo llevaba puesta la ropa interior, informó el 'Moscow Times'.

Los paramédicos declararon muerta a la joven mientras las cámaras seguían grabando. Más tarde, Rusia aprobó una ley federal que prohíbe la retransmisión de ese tipo de contenido basura. El público es uno de los principales participantes en las retransmisiones.

"Los espectadores suelen sentir curiosidad por saber hasta qué extremos son capaces de llegar quienes retransmiten ese contenido basura", explican las investigadoras Barbara Cyrek y Malwina Popiołek en un artículo publicado en 2022. "Cuanto mayor sea la disponibilidad de herramientas que permitan influir en la forma de la emisión, mayores serán potencialmente las posibilidades de fomentar contenidos más extremos".

Pagar para visualizar el horror en directo

En plataformas como Kick o incluso YouTube, los espectadores pueden donar dinero para incentivar a los creadores de contenidos a ir más allá. El primer episodio de la séptima entrega de la serie 'Black Mirror', emitido en abril, se inspira en este fenómeno.

El protagonista, interpretado por Chris O'Dowd, se une a un sitio ficticio de 'streaming' de contenido basura llamado Dum Dummies, donde se somete a tareas humillantes a cambio de dinero para mantener a su esposa enferma.

El episodio termina cuando está a punto de suicidarse mientras está retransmitiendo en directo. En el caso de Raphaël Graven, el contador de donaciones al final de su fatal directo de 298 horas sugería que él y sus compañeros recaudaron más de 36.000 euros.

Falta de regulación y de censura de contenidos violentos

Los creadores de contenidos que realizan prácticas relacionadas con el 'trush streaming' de retransmisión de contenido basura en directo han encontrado refugios seguros en plataformas poco reguladas como Kick. Este servicio australiano de retransmisión en directo fue creado en 2022 por los fundadores de la empresa de apuestas Stake.

Las directrices de la comunidad de Kick prohíben oficialmente "contenidos que muestren o inciten a la violencia abominable, incluidos daños significativos, sufrimiento o muerte", así como "muestras de autolesiones graves y significativas". Sin embargo, la plataforma hizo crecer su marca y su base de usuarios gracias a unas políticas de moderación más indulgentes en comparación con rivales como Twitch.

'Mediapart' ya había denunciado el caso y no hubo ningún seguimiento

En diciembre, el medio francés 'Mediapart' ya había revelado que Raphaël Graven era víctima de un "negocio de humillación" durante años. La historia llevó a los fiscales a abrir una investigación, y los socios de Graven, Naruto y Safine, fueron detenidos brevemente.

Kick suspendió temporalmente su canal antes de que se le permitiera volver a emitir. Las revelaciones de 'Mediapart' no suscitaron ningún seguimiento político o legislativo en su momento.

La plataforma ha vetado a todos los streamers implicados en el vídeo de la muerte de Graven y está revisando sus contenidos en francés, según declaró el miércoles. Sin embargo, Kick no dijo si actualizaría sus directrices de la comunidad, que actualmente establecen que "el streaming en directo, por su naturaleza, es impredecible" y que "es imposible prever todos los resultados."