Bailar tango, pintar y jugar pueden ralentizar el envejecimiento cerebral, según un nuevo estudio

Resulta que el secreto de un cerebro más joven y sano podría no encontrarse en una pastilla o en un libro de rompecabezas, sino en la pista de baile, en un caballete o detrás del mando de un videojuego. Un nuevo estudio internacional sugiere que aficiones creativas como bailar tango, pintar, tocar música o incluso jugar podrían ayudar a ralentizar el envejecimiento natural del cerebro.
Los investigadores descubrieron que las personas que practican estas actividades con regularidad tienden a tener cerebros "más jóvenes", y que incluso los principiantes pueden beneficiarse de aprender algo nuevo. En el estudio, publicado en 'Nature Communications', se analizaron escáneres cerebrales de bailarines, músicos, artistas plásticos y jugadores de videojuegos de diez países.
Utilizando los llamados "relojes cerebrales" -modelos de aprendizaje automático que comparan la edad biológica del cerebro con la cronológica-, el equipo descubrió que las actividades creativas parecen preservar la juventud neurológica.
En las regiones cerebrales más vulnerables al envejecimiento, la creatividad parecía impulsar la comunicación entre distintas áreas. Las personas con más experiencia tenían los cerebros más jóvenes, pero incluso los principiantes mostraban signos de envejecimiento más lento.
Aunque estudios anteriores han insinuado que la creatividad puede favorecer el bienestar mental, pocos han explicado la biología que hay detrás. "La evidencia mecanicista es realmente escasa", afirma Agustín Ibáñez, coautor del estudio y neurocientífico de la Universidad Adolfo Ibáñez de Santiago de Chile.
Cómo se realizó el estudio
Ibáñez y sus colegas construyeron relojes cerebrales utilizando datos de neuroimagen de 1.240 personas. Estos modelos analizaron cómo las regiones del cerebro se coordinan entre sí -lo que se conoce como conectividad funcional- para estimar la edad real de un cerebro.
A continuación, aplicaron los modelos a 232 personas que bailaban, pintaban, tocaban instrumentos o jugaban a videojuegos con regularidad, para ver cómo afectaban su experiencia y habilidad al envejecimiento del cerebro.
En todas las actividades creativas, los que practicaban con regularidad mostraban signos de un cerebro más joven. El efecto fue más notable en los bailarines de tango: sus cerebros parecían, de media, siete años más jóvenes que su edad real.
Para averiguar qué partes del cerebro se beneficiaban más, los investigadores trazaron un mapa de las zonas clave afectadas por la creatividad. Los mayores efectos se observaron en la región frontoparietal, crucial para la toma de decisiones y la memoria de trabajo, una de las zonas que más rápidamente se deteriora con la edad. Los participantes experimentados también mostraron conexiones más fuertes en redes relacionadas con el ritmo, el movimiento y la coordinación.
Los investigadores también querían saber si adquirir una nueva habilidad creativa más tarde en la vida podía marcar la diferencia. Para comprobarlo, entrenaron a 24 voluntarios para jugar a 'StarCraft II', un videojuego complejo basado en la estrategia, mientras que otro grupo aprendía un juego más sencillo basado en reglas.
Tras unas semanas de juego, los principiantes del juego de estrategia mostraron una reducción de la edad cerebral y una mayor atención, con un aumento de la actividad en regiones relacionadas con la percepción y el reconocimiento de objetos. El grupo de control, sin embargo, no mostró cambios similares. "No hace falta ser Da Vinci para tener efectos saludables", dice Ibáñez.
"Estos efectos de retraso de la edad podrían deberse a que la creatividad implica a más áreas del cerebro que los ejercicios cognitivos típicos, como los rompecabezas y los juegos", dice Francisca Rodríguez, científica cognitiva del Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas de Greifswald.
También existen pruebas de que el compromiso creativo aumenta la dopamina y el BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), sustancias químicas que favorecen el aprendizaje, la motivación y el crecimiento de nuevas neuronas y sinapsis. Así que si se ha propuesto recibir clases de piano, apuntarte a una clase de salsa o probar por fin a pintar, la ciencia sugiere que tu cerebro podría agradecértelo.