Una refugiada ucraniana en Lisboa muestra "la belleza del mundo" a través de su arte

Veronika Blyzniuchenko había estado recientemente en Portugal cuando oyó el canto de un pájaro. Era un mirlo: "Oí un canto maravilloso, pero no sabía de qué pájaro se trataba. Cuando supe del mirlo, empecé a incluirlo en todos los jardines que pinto. Para mí, es un pájaro que representa la paz que encuentro aquí".

Blyzniuchenko, que ya era una artista conocida en Ucrania, abandonó Járkov para irse a Portugal apenas diez días después del estallido de la guerra provocada por la invasión a gran escala de Rusia, en febrero de 2022. Fue uno de los coleccionistas de su obra quien la convenció para trasladarse a ese país.

Dejar de pintar nunca fue una opción: "Para mí, el arte es como respirar. Es algo que no puedo dejar de hacer. Cuando estalló la guerra, esto se reflejó en todos los que me rodeaban, pero sentí que tenía que seguir haciendo mi arte, para compartir la belleza de este mundo", dice.

Uno de los primeros lugares que le llamó la atención fue la Basílica de la Estrela, una de las principales iglesias de Lisboa. Observando los claustros desde la cúpula, se dio cuenta de que una de las alas, que incluye un magnífico claustro, estaba cerrada.

Entonces consiguió convencer a los responsables de la Basílica para que le permitieran ocupar el lugar, que no había estado abierto al público desde hacía unos 40 años. Allí pinta ahora todos los días y, desde enero de 2024, expone su muestra 'La belleza es una elección'. Prevista en un principio para durar sólo dos meses, lleva más de año y medio expuesta y se actualiza constantemente con nuevas obras.

Blyzniuchenko se pasa las horas pintando allí. Pero no sólo pinta, sino que también cuida de los jardines: "Aquí es donde me inspiro para mi arte, mis jardines y mis obras en general. Aquí se ve la fuente y la vista de la Basílica. Cultivo las flores y cuido el jardín con mis propias manos, todos los días, desde hace más de un año", explica sonriendo.

La exposición incluye varias fases de su obra: expresionismo, arte abstracto y arte religioso, una faceta que sólo descubrió después de empezar a trabajar en la Basílica.

También hay una sala dedicada a una instalación formada por estrellas, esparcidas por la pared y el techo -cada visitante puede comprar por 50 euros una estrella pintada por Blyzniuchenko- y así contribuir a la rehabilitación de este ala de la Basílica de Estrela.