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Nueva Zelanda cobrará a turistas extranjeros por acceder a sus principales atracciones naturales desde 2027

• Aug 8, 2025, 5:11 AM
5 min de lecture
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Nueva Zelanda planea introducir tasas de entrada para los turistas extranjeros en cuatro de sus atracciones naturales más populares. La medida pretende generar fondos para proyectos de conservación al tiempo que impulsa las oportunidades de empleo.

"Los turistas contribuyen enormemente a nuestra economía, y nadie quiere que eso cambie", declaró Tama Potaka, ministro de Conservación. "Pero he oído muchas veces a amigos que vienen de fuera su sorpresa por poder visitar gratis algunos de los lugares más bellos del mundo".

Las tasas turísticas generarán 32 millones de euros

Según el plan propuesto, los visitantes extranjeros tendrán que pagar entre 20 y 40 dólares neozelandeses (entre 10 y 20 euros) para acceder a algunos parajes naturales. La iniciativa, anunciada por el primer ministro Christopher Luxon junto a Potaka, forma parte de un plan económico más amplio para impulsar las oportunidades de empleo y aumentar los salarios.

Los primeros lugares en introducir tasas serán Cathedral Cove/Te Whanganui-a-Hei, Tongariro Crossing, Milford Sound y Aoraki Mount Cook. En estas atracciones, los turistas internacionales suelen representar el 80% del total de visitantes. "Es justo que en estos lugares especiales, los visitantes extranjeros hagan una contribución adicional", dijo Potaka.

Es nuestra herencia colectiva y los neozelandeses no deberían tener que pagar por verla
Christopher Luxon
Primer ministro de Nueva Zelanda

"Para el patrimonio de conservación, eso supondrá hasta 62 millones de dólares (32 millones de euros) al año en ingresos, que se reinvertirán directamente en esas mismas zonas, para que podamos seguir invirtiendo en los lugares que sustentan gran parte de nuestro sector turístico".

Los responsables confirmaron que la entrada a los cuatro parajes naturales seguirá siendo gratuita para los neozelandeses. "Es nuestra herencia colectiva y los neozelandeses no deberían tener que pagar por verla", declaró Luxon.

"Si nos tomamos en serio lo de mantener a los kiwis en casa, crear empleo y aumentar los salarios de todos los neozelandeses, no podemos permitirnos seguir diciendo que no a todas las oportunidades que se nos presentan". Está previsto que las tasas de entrada se introduzcan en 2027.

El mayor retroceso en la legislación de conservación en toda una generación

Potaka añadió que el plan busca aprovechar el potencial turístico no explotado en las tierras de conservación, zonas protegidas de propiedad pública que abarcan un tercio del territorio neozelandés, el cual ha estado limitado por "normas obsoletas".

Los cambios formarán parte de una reforma más amplia de la legislación sobre conservación que también facilitará la venta o el intercambio de terrenos de conservación y permitirá que más actividades empresariales funcionen sin necesidad de permiso.

"Muchos neozelandeses ya gestionan negocios excepcionales en el patrimonio de conservación: desde paseos guiados y campos de esquí, hasta la grabación de documentales, el pastoreo de ovejas y ganado, o la celebración de conciertos y la construcción de torres de telefonía móvil", declaró el Luxon.

"Pero para hacer todo eso se necesita una concesión y el régimen de concesiones está totalmente roto, a menudo se tardan años en obtener o renovar y deja a las empresas en un ciclo de limbo burocrático", añadió. Sin embargo, los críticos afirman que la flexibilización de la normativa supondrá una amenaza potencial para el medio ambiente y la biodiversidad de estas zonas protegidas.

La colíder del Partido Verde, Chlöe Swarbrick, afirmó que Luxon está eligiendo el beneficio frente a la protección de la naturaleza. "Eso nos dice todo lo que necesitamos saber sobre para quién cree que trabaja. No es para la gente corriente, las generaciones futuras o un medio ambiente sano", afirmó en declaraciones a 'The Guardian'.

Nicola Toki, directora ejecutiva de la mayor organización conservacionista de Nueva Zelanda, Forest & Bird, dijo que los cambios abrirían una puerta a "propuestas miopes que facilitarían la venta o explotación comercial de estas zonas".

"Esto se parece menos a una política y más a una subasta internacional en línea de los mismos lugares que definen quiénes somos. No queremos que un mandato de tres años acabe con más de 3.000 millones de años de evolución natural", afirmó en un comunicado.