La pareja que vendió todo para hacer su crucero de ensueño abandona su viaje tras repetidos retrasos
El crucero alrededor del mundo Villa Vie Odyssey iba a ser el viaje de su vida para muchos pasajeros. El barco residencial iba a circunnavegar el planeta cada tres años y medio haciendo escala en más de 400 puertos de 147 países. Pero a pesar de que su salida estaba prevista para finales de mayo, el buque sigue parado en el puerto de Belfast, junto con cientos de pasajeros varados.
Los informes sugieren que el barco podría zarpar en algún momento de esta semana, pero aún no se ha anunciado una fecha definitiva. Muchos de los que se apuntaron al épico viaje vendieron sus casas y pertenencias para prepararse para un traslado potencialmente permanente a vivir en el mar.
Grace y Jerry Grady, una pareja italiana-estadounidense que habló con 'Euronews Travel' en mayo, hicieron exactamente eso. Cuando volvimos a contactar con ellos a finales de septiembre, la situación no era la esperada. En lugar de contarnos historias de tierras lejanas, la pareja nos explica que han aparcado sus sueños de navegar y regresan a Estados Unidos.
¿Por qué no ha zarpado el crucero "interminable"?
Aunque unos 800 pasajeros estaban listos para zarpar a finales de mayo, el crucero Villa Vie Odyssey no lo estaba. A lo largo de los meses siguientes, el buque fue sometido a una serie de comprobaciones y pruebas de certificación en las que se encontraron repetidamente aspectos que necesitaban mejoras antes de que pudiera zarpar.
El barco tiene más de 30 años, fue comprado por Villa Vie Residences a Fred Olsen Cruise Lines, y necesitaba recertificaciones para ser considerado apto para navegar. "Eran imprevistos que han llevado su tiempo porque no son cosas sencillas, sobre todo cuando este crucero va a dar la vuelta al mundo durante tres años y medio", dice Jerry.
Al principio, los pasajeros podían vivir en el barco y utilizar sus diversas instalaciones, como bares y restaurantes. "El transatlántico está muy bien restaurado por dentro, ha recuperado su belleza original", explica Jerry.
También podían hacer viajes a otros países, pagados por los propietarios, Villa Vie Residences. Los Grady visitaron Ámsterdam, Tenerife, Sevilla, Liverpool y Gales. Pero tras nuevos problemas de certificación, los pasajeros ya no podían permanecer a bordo y fueron trasladados a hoteles.
"Estuvimos en seis o siete hoteles sólo en Belfast debido a la disponibilidad; a veces es difícil encontrar alojamiento cuando hay eventos o partidos deportivos", dice Jerry. Desde hace unas semanas, Villa Vie también ha dejado de cubrir todos los gastos de los pasajeros, aunque los Grady afirman que se les reembolsarán.
Los meses han pasado y los pasajeros han empezado a perder la paciencia, ya que la compañía ha emitido repetidos avisos de última hora de que el barco estaba listo para zarpar (lo que ha obligado a algunos a acortar sus viajes) sólo para anunciar otro retraso.
"Llevamos tanto tiempo aquí que los taxistas y los camareros de los restaurantes ya conocen nuestros nombres", dice Grace. Al parecer, el alcalde de Belfast llegó a pronunciar un discurso de agradecimiento a los pasajeros varados por impulsar la economía local, bromeando con que llevaban allí más tiempo que él en el poder. "Ha sido esperar y esperar y esperar", añade Jerry. "Deberíamos conseguir la ciudadanía".
"Nuestros hijos están preocupados por nosotros"
Grace y Jerry no se detienen en los aspectos negativos de la situación. Elogian a la tripulación por su amabilidad y eficacia y señalan que les ofrecieron viajes a destinos que no duplicaban el itinerario del crucero. Sin embargo, sus hijas decidieron que no eran las circunstancias ideales para sus padres jubilados y les instaron a regresar a EE.UU. hasta disponer de información más concreta sobre la salida del barco.
Los Grady dicen que tienen suerte de que una de sus hijas haya insistido en que se queden con ella. "Otros pasajeros probablemente se habrían marchado, pero han vendido sus casas y no tienen adónde ir", dice Grace. La pareja ha decidido renunciar a su plaza en el crucero, pero no descarta volver más adelante.
"Una de las mejores partes de los últimos meses ha sido conocer a compañeros residentes, hemos formado este vínculo con ellos y hemos cenado y hecho viajes juntos", dice Jerry. "Conocimos a las dos personas que se conocieron en Belfast y se prometieron, lo que ahora está en todas las noticias".
La pareja puede aprovechar el servicio de invitados del barco, donde amigos y familiares pueden visitarles y disponer de su propio camarote por 33 dólares (29,50 euros) por persona y día durante un máximo de dos semanas.
Otra posibilidad es que se reincorporen como pasajeros, ya que el viaje funciona en régimen de pago por uso, con un itinerario dividido en 16 segmentos de entre 35 y 120 días cada uno. "Ha sido un sueño y a veces también una pesadilla, pero no nos rendimos", dice Jerry. "Volveremos", añade Grace.