¿Por qué deberías coger el tren nocturno a Dresde este invierno?
Los DJ pinchan en pequeños locales de tacos, mientras el aroma afrutado de la 'shisha' se cuela entre los peluqueros turcos y las multitudes de moda se reúnen frente a los cines de arte y ensayo. Al otro lado del río Elba, la Ciudad Nueva de Dresde tiene un ambiente completamente distinto al de su centro histórico.
Gracias a una nueva conexión de tren nocturno, este enclave bohemio del este de Alemania nunca ha sido tan accesible. Lanzado a principios de este año, el Good Night Train, de la empresa belga-holandesa European Sleeper, te lleva de Bruselas a Dresde en unas ocho horas.
Probé la ruta en mi viaje de vuelta a Inglaterra. A continuación, le explico cómo es en comparación con el avión y por qué debería reservar un asiento para explorar esta infravalorada ciudad.
Por qué viajar a Dresde en el tren nocturno europeo
No se puede negar que el 'Tren de las Buenas Noches' (Good Night Train) es una experiencia sin lujos, pero es una buena opción para las personas tolerantes a las que no les importa renunciar a algunas comodidades. El aspecto social es una de las muchas cosas que me gustan del tren nocturno.
A medida que voy conociendo a mis compañeras, Laura, una simpática belga que es una de las mujeres de mi camarote de tres camas, me cuenta que le encantan los trenes-cama y que incluso encuentra relajante su traqueteo.
No es para todo el mundo: cuando los vagones traquetean por las vías, ni siquiera mis fieles tapones para los oídos y mi antifaz consiguen conciliar el sueño. Y bajar la escalera de mi litera intermedia en la oscuridad para ir al baño tampoco es lo ideal. Pero los baños son aceptables, nada que ver con los horrores que he encontrado en los servicios nocturnos de la India.
Este camarote es una opción más "de lujo", ya que cuesta unos 108 euros en comparación con las literas a partir de 69 euros o los asientos a partir de 49 euros. Aprecio los detalles, como el agua potable en recipientes vegetales, una práctica estantería junto a la cama y una baraja de cartas de cortesía; vi a tres señoras jugando una animada partida.
¿En qué se diferencia el European Sleeper del avión?
Comparado con mi vuelo a Gdańsk, la ciudad polaca donde empecé mi viaje, coger el Sleeper tiene ventajas innegables. Se acabaron los problemas con los líquidos, las largas colas en los aeropuertos y las aglomeraciones en las terminales. En lugar de eso, empecé mi viaje en una estación tranquila, tras un corto paseo desde mi hotel.
¿Y lo mejor de todo? Los trenes son mucho más sostenibles. Y aunque volar es más rápido, hay algo más auténtico en viajar por países en lugar de saltárselos. Mientras saboreo mi ligero desayuno, incluido en el precio, disfruto contemplando el brumoso sol de finales de verano sobre los campos belgas.
Sajonia, el país de las maravillas: ciudades, palacios y castillos
Dresde es la capital de Sajonia, en el este de Alemania, donde abundan los palacios y castillos suntuosos. Podrá visitar pequeñas ciudades como Meissen, famosa por la fabricación de porcelana, y adentrarse en el mágico patrimonio de tallas de madera de los Montes Metálicos, especialmente mágico durante las fiestas. Estas artesanías locales se dan cita en el Striezelmarkt de Dresde, que dedica cada fin de semana de Adviento a una de las tradiciones de la zona.
Pero quizá la atracción más conocida de la región sea la Suiza sajona, donde el puente Bastei atraviesa imponentes pináculos de arenisca. Imagino que esta región es deliciosamente atmosférica en vísperas de Navidad.
El lado artístico de Dresde
Explorando la Ciudad Nueva de Dresde, me gusta especialmente el Pasaje de los Patios del Arte: un pequeño nexo de edificios con murallas, galerías en los patios y animados restaurantes adornados con luces de colores.
La zona también cuenta con Pfunds, apodada "la lechería más bonita del mundo". Esta joya del siglo XIX está recubierta de azulejos de mayólica pintados a mano. Pfunds es sólo una de las 22 paradas del Stadtrundfahrt Dresden, un autobús turístico que sube y baja.
¿Mi parada favorita? Loschwitz, un enclave ribereño de torreones de ladrillo rojo y casitas con entramado de madera, con acogedoras tabernas y panaderías como Kaffee Wippler.
Loschwitz alberga dos funiculares, incluido el inusual ferrocarril colgante de Dresde: un "tren colgante" que funciona desde 1901, el mismo año que su gemelo más conocido de Wuppertal. A medida que ascienda por las montañas, descubrirá vistas panorámicas de tejados rojos que asoman por las laderas arboladas y de la ciudad más allá.
También divisará la "Maravilla Azul", un puente en voladizo del siglo XIX que sigue siendo una maravilla de la ingeniería. Si le apetece una excursión más relajada, suba a bordo de la legendaria "Flota Blanca" de barcos de vapor del siglo XIX de Dresde, que ofrecen una gran variedad de cruceros fluviales y excursiones de un día.