Prohibido abrazarse más de tres minutos: Un aeropuerto neozelandés limita las despedidas
Los aeropuertos y las despedidas emotivas van de la mano, pero un pequeño aeropuerto de Nueva Zelanda está tomando medidas enérgicas contra las muestras públicas de afecto.
"Se nos acusó de violar derechos humanos básicos y de cómo nos atrevíamos a limitar el tiempo que una persona puede recibir un abrazo", declaró el todavía director del Aeropuerto Dan De Bono a la agencia de noticias Associated Press. Añadió que otros habían acogido con satisfacción el cambio. La página web del aeropuerto describe a De Bono como "un experimentado profesional de la aviación".
Los viajeros que abandonan la ciudad neozelandesa de Dunedin han sido informados de que ahora hay un límite de tres minutos para los abrazos de despedida en la zona de desembarque del aeropuerto, con el fin declarado de evitar que los abrazos prolongados provoquen unos, más que improbables atascos, dada sus reducidas dimensiones y flujo de pasajeros.
Fuera de la terminal siguen los carteles que rezan: "Tiempo máximo para abrazos: tres minutos". A pesar de las críticas en las redes sociales, que califican la medida de "inhumana", el director del aeropuerto mantiene su decisión.
¿Por qué se ha impuesto la "limitación de los abrazos" en el aeropuerto de Dunedin?
De Bono explicó que la restricción se puso en marcha para "mantener la fluidez" y se permitió añadir que es la forma que tiene el aeropuerto de recordar a la gente que la zona era sólo para "despedidas rápidas".
Añadió que el rápido movimiento de los pasajeros permite que más personas reciban más abrazos, y declaró crípticamente a 'Radio Nueva Zelanda' que "nuestro equipo ha visto cosas interesantes... a lo largo de los años".
Las señales contra los abrazos son una alternativa más suave a las de otros aeropuertos, que advierten de multas a los conductores que aparquen en las zonas de bajada. En algunos aeropuertos del Reino Unido se cobran tasas por dejar a los pasajeros, por breves que sean. Sin embargo, el aeropuerto de Dunedin, una modesta terminal que da servicio a una ciudad de 135.000 habitantes en la isla Sur de Nueva Zelanda, prefiere un enfoque "peculiar", según De Bono.
Tres minutos es "tiempo de sobra para parar, despedirte de tus seres queridos y seguir adelante", añadió. "El límite de tiempo es en realidad una forma más amable de decir, ya sabes, sigue adelante".
A pesar de los cambios radicales, el director aseguró a los pasajeros que no tienen que preocuparse excesivamente por la aplicación de la ley: "No tenemos Policía de abrazos". Al menos todavía.