"Está cambiando el rostro de la ciudad": Los romanos temen que el turismo acabe con su cultura local
El turismo en Italia no solo recuperado sus niveles previos tras la pandemia de coronavirus: los visitantes están llegando en masa en niveles sin precedentes al país, y en particular a la capital italiana, Roma. El año pasado, un récord de 35 millones de personas acudieron a la Ciudad Eterna. Y, con el Jubileo de la Iglesia Católica que se avecina el año que viene, las cosas solo se van a poner peor.
Me mudé a Roma por primera vez en abril de 2021, en medio de la COVID-19, para realizar mi programa de doctorado. En ese entonces, la ciudad parecía uno de los escenarios de las películas del director italiano Federico Fellini. La primera vez que visité la Fontana de Trevi, a plena luz del día, que estaba tan vacía que se podía oír caer un alfiler.
Era inevitable que las cosas cambiasen con el tiempo. Sin embargo, no esperaba que, tres años después, la situación se volviera tan intolerable que el Gobierno local de Roma considerara cobrar a los visitantes por ver monumentos emblemáticos.
Mientras la ciudad planea comenzar a cobrar entradas, los residentes se preguntan si las cosas han ido demasiado lejos y si el turismo se ha convertido en una carga para la vida de la ciudad, en lugar de un beneficio. "El turismo excesivo es una plaga", explica a 'Euronews Travel' Anthony Majanlahti, profesor afincado en Roma y uno de los principales expertos en la historia de la ciudad.
"La propuesta de cobrar una tarifa empeorará el tráfico peatonal en la zona, no lo mejorará. De hecho, es simplemente un descarado intento de sacar dinero. ¿Qué pasa con la vida urbana real que se desarrolla en la plaza, las tiendas y bares que hay allí, la iglesia de los Santos Vincenzo y Anastasio en la esquina, la farmacia más antigua de la ciudad que mira tranquilamente a la plaza?", reflexiona Majalahti.
La Fontana de Trevi no es la única parte de la ciudad que se ha sentido empañada por el turismo excesivo. Los lugareños afirman que las calles abarrotadas se están volviendo imposibles de transitar. Otras quejas comunes incluyen los Airbnb y los alquileres vacacionales -que disparan los alquileres-, que el transporte público se está convirtiendo en una odisea inaccesible y que hay demasiados residuos y problemas de limpieza.
Algunos de los fundamentos de la 'dolce vita' (la belleza de saborear todos los pequeños rituales que conforman la vida cotidiana italiana) han comenzado a sentirse más como tareas domésticas. Por ejemplo, me vi obligado a marcharme de mi cafetería local porque las sillas y mesas de la terraza ahora están reservadas para "cenas [de turistas]", y no para los lugareños que quieren un café. Los precios también se han inflado para satisfacer al mercado: los días del espresso a 1€ son un lejano recuerdo.
Roma: un destino favorito durante siglos
Los turistas siempre han sido parte del ADN de Roma: desde los aristócratas anglo-alemanes que visitaban ruinas en el "Grand Tour" o los peregrinos que acudían en masa a la Basílica de San Pedro y otros lugares sagrados, hasta los juerguistas que buscaban paquetes turísticos baratos y disfrutar del sol en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial.
De hecho, el mismo barrio en el que vivo, cerca de la Plaza de España, se desarrolló en gran parte en el siglo XVIII para dar cabida a las crecientes multitudes de peregrinos.
Pero los visitantes de hoy parecen ajenos al tejido de la ciudad. Parece que el rostro de Roma está cambiando para atender a los turistas, olvidando su propia identidad en el proceso.
¿"Sobreturismo" o la normalidad en Roma? Lo que dicen los números
Si bien la pandemia de COVID-19 tuvo un efecto evidente en uno de los sectores más grandes de Italia (que representa el 10,5% de su PIB), las estadísticas muestran que Italia no ha tenido problemas para recuperar a los antiguos visitantes. En todo caso, las cifras están aumentando.
“Los visitantes llegaron mucho más rápido y de forma mucho más agresiva de lo que la gente esperaba”, dice Mitra Talarman, una prolífica guía de viajes con sede en Roma con más de medio millón de seguidores en línea.
Gran parte del atractivo perdurable de Roma es atemporal: desde sus glorias arquitectónicas que abarcan tres milenios hasta su encanto romántico por excelencia. Sin embargo, lo que impulsa el auge turístico es su reciente representación en los medios internacionales (la más reciente, la última temporada de la exitosa serie 'Emily en París', que se filmó parcialmente en Roma) y su aparición en videos en las aplicaciones de redes sociales Instagram y TikTok.
Se espera que 32 millones de personas visiten Roma solo para su año jubilar, y la ciudad simplemente no está equipada para manejar la gran masa de personas. “No tenemos suficientes guías turísticos, no tenemos suficientes conductores de autobús”, lamenta Talarman.
¿El Jubileo está convirtiendo a Roma en un "Airbnb gigante"?
El Jubileo de la Iglesia católica, que comenzará la Nochebuena de 2024 y durará hasta diciembre de 2025, es el próximo gran evento del calendario romano.
En preparación para la nueva ola de aproximadamente 32 millones de peregrinos que se espera que acudan a la capital romana y a la Santa Sede, la administración de la ciudad se ha embarcado en un gigantesco programa de renovación y embellecimiento urbano. Esto ha provocado el cierre de carreteras, estaciones de metro y ocultar monumentos tras andamios, para gran disgusto de los lugareños.
Se podría decir que el mayor impacto del Jubileo en la vida local es el mercado inmobiliario. El impacto del turismo en la crisis mundial de la vivienda o “el efecto Airbnb” ya ha sido bien documentado. Y, como séptima ciudad más visitada del mundo, Roma no es ni mucho menos una excepción.
Los alquileres a corto plazo en la capital italiana aumentaron un 37,3 por ciento en 2023, lo que la convierte en la segunda ciudad más cara de Europa después de Ámsterdam.
El alquiler ahora cuesta en torno a 2.000 euros al mes, mientras que el salario mensual promedio es de 2.367 euros. Encontrar un apartamento individual por menos de 700 euros en los suburbios de Roma, que están mal cubiertos por el sistema de transporte público, se ha convertido ahora en un desafío casi imposible.
El periodista Simone Alliva es una de las personas que sufre el peso del Jubileo. Obligado a abandonar su casa de 13 años para dejar paso a un nuevo piso de alquiler turísitico, Alliva culpa directamente al Jubileo -y a la mediocre respuesta de los políticos- de transformar la capital de Italia en un lugar de vacaciones que ha expulsado a sus propios habitantes. “La ciudad se ha convertido en un Airbnb gigante”, dice a 'Euronews Travel'. "[El alquiler] ha alcanzado cotas astronómicas: sólo las habitaciones cuestan 800 euros al mes".
"Muchos se han visto obligados a abandonar la casa en la que han vivido durante años porque su propietario decidió aprovechar este gran evento para obtener beneficios adicionales", añade. La situación ha llegado a un punto álgido, ya que los estudiantes salen a la calle para protestar por su situación de vida cada vez más inasequible en el principal barrio estudiantil de Roma, San Lorenzo.
"La ciudad debería promulgar ordenanzas que cierren los miles de apartamentos de Airbnb en el centro de la ciudad si quiere tomarse en serio el turismo excesivo", afirma Majanlahti.
¿Hay alguna oportunidad en el problema del turismo excesivo en Roma?
Algunos lugares turísticos populares de Italia han tomado cartas en el asunto y han respondido al problema con medidas controvertidas. La más famosa es la implementación de un impuesto para turistas en Venecia.
Sin embargo, esta no es la postura adoptada por la actual ministra de Turismo de Italia, Daniela Santanchè, quien a principios de este año fue investigada por presunta corrupción. Para el ministerio, esto es lo mismo de siempre, o incluso mejor. "Las políticas y estrategias del ministerio se basan en la idea de que el crecimiento no es el problema, sino cómo se gestiona", dice a 'Euronews Travel'.
Cuando se le preguntó cómo se podría gestionar el problema, la ministra mencionó el fomento de la diversificación de los destinos turísticos o las prácticas sostenibles, así como la asignación de 47 millones de euros para "fortalecer los principales destinos culturales" como Roma. "Cuando termine el Jubileo, ¿qué quedará de Roma?", se pregunta Alliva. Con el evento que comenzará en menos de dos meses, sus residentes pronto lo descubrirán.
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