El malestar británico exige una revolución en el lado de la oferta
El malestar económico que sufre Europa desde hace casi dos décadas amenaza con desestabilizar su política. Donald Trump caracterizó esta semana el continente como “en decadencia”, mientras que la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de su Administración dudaba abiertamente de que, en su forma actual, “ciertos países europeos tengan economías... lo suficientemente fuertes como para seguir siendo aliados fiables”. Estas declaraciones poco diplomáticas causaron una justificada consternación, pero las cifras no mienten. En comparación con Estados Unidos, los ingresos reales europeos se han estancado desde la crisis financiera mundial. El PIB per cápita de EE UU en 2024 fue un 24% más alto en términos reales que en 2007. Los ingresos en Alemania habían crecido solo la mitad; en el Reino Unido, apenas una cuarta parte.