“En la música hacerse viejo es un imprevisto”: los viejos rockeros y el dilema de la jubilación

Todo el mundo lo sabe: la adolescencia es la etapa durante la que se establece una conexión más profunda con la música. Para los adolescentes (y los jóvenes) la música influye en su forma de vestir, en su vocabulario y en cómo afrontan cualquier sentimiento que se le antoje indescifrable. Por supuesto, esto es algo que confirman decenas de estudios de universidades más o menos remotas y que funciona como combustible para las industrias culturales desde hace más de 60 años. Además, este tipo de vínculos son recíprocos, y también los artistas jóvenes establecen una relación especial con sus coetáneos (o con quienes han nacido poco después que ellos). Por ejemplo, hace poco, el crítico Carlos Marcos escribía en este mismo periódico que “tener 25 años y coincidir por el camino con Carolina Durante debe de ser muy estimulante”.
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