Vino español y capital chino: la bodega Marqués del Atrio habla mandarín
En La Rioja hay más de 20 bodegas que albergan entre sus muros más de un siglo de historia. Una de ellas es el grupo Marqués del Atrio, que acaba de cumplir 125 años. Su actividad comienza en Arnedo (La Rioja) en 1899 de la mano de Olegario Rivero, el tatarabuelo de los actuales gestores, que elaboraba y vendía vino en la zona. La segunda generación se especializó en el oficio de botero, la tercera embotelló y comercializó el vino y la cuarta empezó a exportarlo por todo el mundo. Era la década de los años ochenta, cuando exportar era difícil, subraya Jorge Rivero, director comercial y quinta generación de la familia. Fue también en estos años cuando se vio la necesidad de ampliar la gama de vinos, porque, como explica el directivo, vender solo riojas se quedaba corto. Primero llegaron a Corella (Navarra). En los años noventa aterrizan en Utiel-Requena (Valencia), y siete años más tarde en La Mancha.
Malos tiempos para las viñas
La bajada del consumo en general con las nuevas generaciones al margen, la batalla contra el consumo de alcohol y el precio elevado de esta bebida, sobre todo en restauración, son temas de actualidad en el sector del vino. Un contexto que, en regiones vinícolas como Burdeos (Francia), tras la sobreproducción de los últimos años, ha derivado en programas subvencionados de arranque de viñas. Jorge Rivero, director comercial de Marqués de Atrio, no contempla esta posibilidad en La Rioja porque este año va a tener una producción deficitaria tras muchos años de stock. “Los números de antes nadie los quiere. Vender riojas a 1,60 euros como hace años no beneficia. Hay que generar valor y marca”. Para la saga de los Rivero, la virtud es la adaptación a lo nuevo. “En épocas de crisis vemos oportunidades de mercado. Si se consumen menos vinos tintos, invertimos en blancos”, afirma. Pese a su optimismo, Rivero no ve fácil el futuro. “El sector se tiene que concentrar y nos tenemos que especializar. El tiempo pondrá orden, unas desaparecerán, otras se fusionarán. No hay mercado para tanto ni nacional ni internacional. Pero, ante todo, el consumidor no es tonto, hay que invertir en calidad”.
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