Los frentes abiertos del motor en la Unión Europea

Como un goteo lento y tortuoso, los problemas que amenazan al negocio automovilístico europeo han ido mermando su antiguo poderío económico hasta dejar sin aliento a una industria que emplea a 13 millones de personas y aporta el 7% del PIB a la región. Y no hay marcha atrás. La incertidumbre normativa, las exigencias medioambientales, la competencia china o los aranceles estadounidenses han conformado el cóctel explosivo que se ha llevado por delante el trabajo de decenas de miles de personas.
LA CIFRA
16,3% es la cuota de mercado que ha alcanzado el coche eléctrico en Europa hasta septiembre de 2025, tres puntos por encima del dato de 2024.
Un negocio que se reinventa
Los coches híbridos –especialmente los autorrecargables– están ganando terreno como opción intermedia. En los primeros ocho meses de 2025, su cuota de mercado en la UE alcanzó el 34,7%. Para muchos consumidores, esta opción representa el equilibrio entre autonomía, precio y sostenibilidad.
Los combustibles bío reaparecen como opción intermedia para descarbonizar el transporte, especialmente en sectores difíciles de electrificar. Repsol ha comenzado a distribuir carburante renovable que puede reducir hasta un 90% las emisiones netas de CO2. Aunque su impacto global aún es limitado, el sector reclama que se reconozca su valor en la transición climática.
Los vehículos de marcas chinas ya suponen un 9,5% de las ventas en España, según Ganvam, la asociación de vendedores de vehículos a motor. Es casi el doble que la media de la Unión Europea (5,5%), pese a que después de tres años solo conservan un 60,7% de su valor inicial, frente al 65,5% de las marcas tradicionales.
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