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David Silva: “Con Luis Aragonés cambiamos la historia”

• Nov 28, 2023, 9:21 AM
10 min de lecture

David Silva (Arguineguín, 1986) tuvo que dejar de hacer magia con un balón antes de tiempo. Una lesión de rodilla le llevó a tomar la decisión de colgar las botas, a pesar de que tenía un año más de contrato, la motivación y la energía necesaria para seguir. Queda su legado, extenso; 20 títulos, entre ellos tres de los más preciados del fútbol español: el Mundial de 2010 y las Eurocopas de 2008 y 2012.

Empecemos por el final, ¿cómo va su rodilla?

Muy bien, la verdad. El trabajo que estoy haciendo con Eduardo Álvarez, que es gran fisio y una persona de mi total confianza, está dando frutos.

¿Cómo fueron esos días de la lesión y los posteriores, cuando toma la decisión de colgar las botas?

Difíciles, como podrá imaginar. Fueron días de mucha reflexión, de contemplar diferentes escenarios. Pero una vez tuve la confirmación de que tenía roto el cruzado, todo fue muy natural. A la hora de tomar la decisión de dejar el fútbol me ayudó haber tenido una carrera tan satisfactoria como la que por suerte he tenido. Tenía y tengo la conciencia tranquila.

AS reconoce su trayectoria, 125 partidos con España, 745 con cinco clubes, si tuviera una máquina del tiempo, ¿qué partido quisiera volver a jugar?

Pues alguno que perdí, para ver si cambiamos la suerte y lo ganamos. Seguramente alguno de Champions con el Valencia o con el City, porque me hubiera gustado jugar una final.

¿Qué gol recuerda más de los 179 que ha marcado con España, desde categoría Sub-16, hasta los siete que anotó con la Real Sociedad?

Creo que uno de los goles más bellos en cuanto a ejecución fue un disparo lejano con el Valencia contra el Chelsea en Stamford Bridge en Champions, aunque evidentemente el gol que más recordaré siempre es el de la final de la Eurocopa contra Italia.

¿Le costó más irse de Arguineguín a Valencia o de España a Inglaterra?

Los dos pasos me costaron, porque cada uno tiene su relevancia en su momento y en el ciclo personal de uno. De Arguineguín a Valencia me fui muy joven, era un niño, y cuando me fui a Inglaterra te vas con temores por el idioma, las rutinas… pero he tenido la suerte de que en todos los lugares a los que me ha llevado el futbol, Valencia, Eibar, Vigo, Manchester y San Sebastián, me acogieron perfectamente y en cada fase de mi vida fueron mi casa.

Usted tiene una estatua en los aledaños del estadio del Manchester City y un campo de entrenamiento de su Ciudad Deportiva lleva su nombre, reconocimientos que le llegaron antes inclusive de su retirada, algo poco habitual. Eso también es hacer magia…

No sé si es magia, pero sí es para estar muy agradecido y feliz. El cariño de la gente, el que me han dado en cada sitio mientras defendí sus escudos y el que me han transmitido cuando después he vuelto, es de las mejores cosas que me llevo. Y tener una estatua en Mánchester me llena de orgullo, porque es un club y una afición que tengo muy presentes.

Quizás dónde más le costó ser verdaderamente reconocido fue con España, al menos mediáticamente, ¿está de acuerdo con los que piensan que su rol con la Selección fue menor del que merecía su fútbol?, ¿y si tiene esa sensación, por qué cree que fue así?

Sí, sin duda. Dentro del grupo siempre me sentí importante, tanto siendo de los más jóvenes como cuando me convertí en uno de los veteranos. Pero en España si no juegas en el Real Madrid o en el Barcelona, cuesta más tener un reconocimiento mediático.

Usted es uno de los nueve futbolistas españoles que ganó el Mundial y las dos Eurocopas, sin olvidar que estuvo en otros dos Mundiales, que se dice pronto, ¿con qué momento se queda?

Con la primera Eurocopa. Ahí, con Luis Aragonés, cambiamos la historia del fútbol español. Al menos la historia reciente y a partir de ahí, llegaron los demás éxitos.

¿Dónde estuvo la clave del éxito?

En el grupo humano. Desde el entrenador hasta el cocinero, utilleros, gente de prensa… El ambiente que se vivió durante ese torneo fue especial. La figura de Luis Aragonés fue clave. Era un genio para armonizar al grupo. En las concentraciones es dónde empezó a construirse un equipo campeón que ganó dos Eurocopas y un Mundial, que se dice pronto.

Hoy en día es más habitual que en su época ver a jóvenes futbolistas en los grandes equipos, usted de hecho tuvo que foguearse en el Eibar y el Celta antes de asentarse en un Valencia de Champions. ¿Qué lección aprendió con Mendilibar que le acompañó durante toda su carrera?

A trabajar sin balón. En el Eibar, solo por tener talento con el balón en los pies no servías. Con Mendilibar aprendí a presionar, defender, morder… y hacer todo eso sin olvidarme de jugar también con el balón.

¿Qué entrenador o entrenadores le han marcado más? Porque usted ha trabajado con muchos y dispares, desde el mencionado Mendilibar hasta Imanol, pasando por Quique, Koeman, Mancini, Pellegrini o Guardiola. Y por supuesto con Luis Aragonés y Vicente Del Bosque.

Y te dejas alguno más de los que también aprendí, como Robert Fernández, Fernando Vázquez, Unai Emery, Julen Lopetegui, Fernando Hierro, Imanol y hasta de Voro. De todos he aprendido cosas. Quizás me influyó mucho Mendilibar por ser el primero con el que realmente me sentí profesional y lógicamente le tengo un cariño especial a Luis Aragonés por aquella Eurocopa.

Echando la vista atrás, ¿dónde cree que se ha visto al mejor David Silva?

Eso lo tendrán que decir los demás. Yo me he sentido cómodo en todos los clubes y siempre he dado lo máximo que tenía en cada partido.

¿Cuánta gente cree que se habrá arrepentido de haberse quedado antes con su estatura que con su talento en sus inicios en el fútbol? ¿Alguien le ha reconocido alguna vez: cuánto me equivoqué contigo?

Pues no sé si serán muchos o pocos, alguno sí sé que se dejó llevar por mi estatura. Espero que todos los que pensarán así se hayan arrepentido después, será señal de que les he hecho cambiar de opinión y les he demostrado otras virtudes.

Usted para el Valencia fue un canterano perfecto, porque le sacó rendimiento deportivo (168 partidos, 32 goles, 36 asistencias y una Copa del Rey) y también económico (unos 30 millones), ¿con qué se queda de su etapa por Mestalla?

Valencia es un lugar que siempre tendré en mis recuerdos, porque fue el primer club que apostó por mí. Allí me formé como canterano, como persona y crecí como futbolista, allí gané mi primer título, debuté en Europa, recibí mi primera llamada de la Selección… Mestalla es un estadio increíble.

¿Por qué eligió el Manchester City? Porque ni era la única oferta que tenía, el Real Madrid llamó varias veces a su puerta, ni aquel City era el transatlántico que es ahora.

Primero porque apostaron muy fuerte por mí. Sentí su confianza y respaldo desde la primera llamada. Después porque en esas conversaciones ya me transmitieron que el proyecto iba a ser lo que finalmente ha sido. La ambición era convertirse en uno de los grandes de Europa y hoy en día lo es.

¿Cómo vivió desde dentro esa evolución del City hacia lo que es en la actualidad en el panorama mundial?

Con mucha ilusión y compromiso, porque me siento partícipe de ese crecimiento, como lo son todos los futbolistas con los que durante estos años he compartido vestuario allí. Le diría que las expectativas fueron incluso mayores a las que tenía cuando llegué a Mánchester.

Deja el City y ficha por la Real Sociedad, ¿por qué? Me refiero, muchos otros compañeros de su generación habían optado por otro tipo de proyectos: Japón, MLS, China, Qatar…

Tenía diferentes opciones, la verdad. Quería seguir compitiendo al máximo nivel. Me hablaron muy bien de Imanol (Alguacil), que mi forma de jugar encajaría perfectamente en su estilo. Además, me sentí muy a gusto durante la etapa en la que viví en el País Vasco, cuando jugué en el Eibar, y San Sebastián es una ciudad espectacular.

En sus tres temporadas completas en la Real Sociedad hizo buena la frase de que “los viejos rockeros nunca mueren”, ¿su fichaje por el club donostiarra, visto cómo le fue allí hasta la lesión, lo calificaría como una de sus decisiones más acertadas?

Sí, sin duda. Todo ha salido perfecto, menos la lesión, claro. El colofón fue poder ganar otro título. En estos tres años he disfrutado muchísimo y la Copa del Rey la celebré mucho.

La última, ¿qué planes tiene de futuro, más allá de recoger el Premio AS a su trayectoria?

De momento recuperarme y disfrutar de esas cosas que cuando eres futbolista no puedes hacer, como viajar con la familia. Además, también puedo dedicarme a mis negocios, en concreto al proyecto que tengo en la Bodega Tamerán.