Israel ejecuta cocodrilos en la Cisjordania ocupada tras décadas de abandono, inanición y malos tratos
En un notable incidente ocurrido en el asentamiento de Bezalel, en Cisjordania ocupada, las autoridades israelíes sacrificaron a un grupo de cocodrilos, que fueron llevados al lugar hace décadas como parte de un proyecto de atracción turística.
La Coordinación de Actividades Gubernamentales en los Territorios (COGAT) anunció el lunes que veterinarios del Gobierno ejecutaron a los cocodrilos, tras años de deterioro de las condiciones en que se encontraban en una granja abandonada, de la que se habían escapado varias veces debido a las deplorables condiciones en que vivían.
La autoridad señaló que los animales se mantenían en malas condiciones y sufrían una grave carencia de alimentos, lo que les llevaba a comerse unos a otros. La decisión de ejecutar a los animales se tomó para proteger a la población local y acabar con el sufrimiento de los propios animales.
El recinto se creó originalmente como parte de un proyecto turístico, pero la escalada de tensiones en la Cisjordania ocupada hizo que el proyecto desapareciera. Los cocodrilos fueron comprados entonces por un empresario con la intención de comercializar sus pieles, antes de que una ley israelí aprobada en 2012 clasificara a los cocodrilos como animales protegidos y prohibiera su cría para carne o comercio como mercancía.
Desde el cierre de la granja en 2013, el estado de los reptiles se ha deteriorado y se les ha mantenido en cautividad sin la supervisión adecuada. Las autoridades gastaron cientos de miles de shekels en volver a vallar el lugar, pero acabaron contratando a veterinarios para que tomaran la decisión de aplicar la eutanasia a los animales de forma "humanitaria".
En 2018, un funcionario local israelí expresó su temor de que un cocodrilo hubiera escapado al río Jordán, a solo seis kilómetros de distancia, advirtiendo de repercusiones internacionales si esto sucedía.
La operación, cuyos detalles completos no han sido revelados por las autoridades, incluido el número de animales eliminados y los métodos de ejecución, es la conclusión de una saga de décadas, en medio de interrogantes sobre el control de las granjas, la protección del medio ambiente y la seguridad de la población en la Cisjordania ocupada.
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