Los pilotos estadounidenses se defienden del ataque iraní a Israel: "Fue una noche agotadora"
El comandante Coffey no esperaba que los misiles que resistían el ataque masivo iraní contra Israel se agotaran, hasta que Coffey y su compañero de tripulación, el oficial de sistemas de armas capitán Hester, idearon un plan. En declaraciones a la 'CNN', Coffey dijo: "Sientes que te acercas cada vez más al suelo, el riesgo era demasiado grande".
Al final, las fuerzas estadounidenses en el aire y en el mar interceptaron 70 drones y tres misiles balísticos esa noche. Pero los pilotos de los cazas F-15, los oficiales de armamento y el personal de tierra que participaron en la operación y hablaron con la 'CNN' dijeron que se sintieron fatigados en algunos momentos mientras luchaban contra el ataque iraní, que fue la primera prueba real de las Fuerzas Aéreas estadounidenses contra un ataque largo y a gran escala de drones. Los cazas pasaron horas en el aire esa noche.
La situación en la base militar estadounidense de Oriente Próximo ya era caótica, mientras las defensas aéreas derribaban misiles y aviones no tripulados iraníes por encima de sus cabezas y las tropas corrían a los búnkeres. El personal de la Fuerza Aérea se preparaba para el esperado ataque iraní, en represalia por el ataque israelí contra el edificio del consulado iraní en Siria, en el que murieron varios miembros del CGRI.
El teniente coronel Kousi declaró a la 'CNN': "Los pilotos de caza no tuvieron mucho tiempo antes para entrenarse, porque los drones de ataque son de bajo coste y de bajo riesgo para el enemigo.
Un nuevo tipo de guerra con armas de bajo coste y riesgo: Drones
El ataque ilustró cómo los militares tendrán que enfrentarse a una nueva generación de guerra que enfrenta a aviones de combate multimillonarios con drones de ataque baratos y lentos que pueden eludir fácilmente sistemas de radar muy sofisticados.
Además de estos retos, las armas más eficaces para los cazas se están agotando rápidamente. Dice el teniente coronel Culver: "Aquella noche, la misión consistía en derribar los drones con cualquier arma que tuviéramos disponible para proteger a nuestro aliado (...) Nos quedamos sin misiles muy rápidamente, quizá en 20 minutos".
Una vez agotados, la siguiente tarea fue aún más difícil: Aterrizar en la base militar estadounidense, donde explotaron los misiles y drones iraníes interceptados por los sistemas de defensa antiaérea. Se aconsejó a las tropas en tierra que se dirigieran a los refugios, pero muchas no lo hicieron y permanecieron concentradas en conseguir que los aviones volvieran al aire para continuar la lucha, según las fuerzas estadounidenses.
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