¿A quién benefician los nuevos aranceles de la Unión Europea a los fertilizantes?

En ocasiones, cuando los políticos alzan copas de vino local, se fotografían con vacas que baten récords y prometen proteger los intereses de los agricultores en una feria agrícola, no se oye la voz de los propios productores. Los organizadores de la mesa redonda, celebrada el 24 de febrero en el marco del actual Salón de la Agricultura de París, hicieron todo lo posible por transmitir sus esperanzas y preocupaciones a políticos y consumidores.
Entre las preocupaciones más acuciantes figuran el aumento de los precios de la energía y los fertilizantes, así como la competitividad de la agricultura europea, y en particular de la francesa, en el contexto de las decisiones de Bruselas y los cambios geopolíticos. Lo que más reclaman los agricultores es poder participar en el debate de los asuntos que les conciernen y que se tengan en cuenta sus opiniones.
Muchos afirman que no es el primer año que la temporada de siembra coincide con la preparación de polémicos proyectos de ley relativos a la agricultura de la Unión Europea. El año pasado, los agricultores bloquearon con tractores el llamado 'barrio europeo' de Bruselas. Esta acción, junto con las protestas masivas en otros países durante la reunión de los ministros de agricultura de la Commonwealth, obligó a los dirigentes a escuchar la voz de los trabajadores del campo e incluso a reconsiderar una serie de medidas impopulares.
Ahora, también antes de la temporada de siembra, con el telón de fondo de los planes del presidente estadounidense Donald Trump de imponer aranceles del 25% a las importaciones procedentes de la Unión Europea, Bruselas propone imponer tasas adicionales a los fertilizantes procedentes de Rusia y Bielorrusia por un importe del 100% durante dos años. Los fertilizantes procedentes de Rusia no habían sido objeto de sanciones desde el inicio de la guerra en Ucrania, el 24 de febrero de 2022. ¿Qué ha cambiado ahora?
"Se suponía que la última medida de la Comisión Europea de imponer aranceles a los fertilizantes rusos tendría un triple beneficio: cortar el flujo de ingresos de la maquinaria bélica de Moscú, ayudar a los productores europeos en apuros y evitar una subida de precios que podría enfadar aún más a los agricultores de la UE, que se encuentran muy próximos a una revuelta abierta", señala 'Politico'.
Sin embargo, el servicio de información global señala que "en lugar de eso, parece más bien un triple golpe", ya que "el plan corre el riesgo de no conseguir un recorte significativo de los ingresos de Rusia, dejando a los productores europeos de fertilizantes abandonados a su suerte". Los agricultores que dependen de productos rusos baratos para reducir sus costes aseguran que "no pueden permitirse los costes adicionales".
¿Qué opinan los agricultores?
En el seno de Copa-Cogeca, la mayor asociación de agricultores de la UE, junto con las principales asociaciones agrícolas de Francia, Italia y España, consideran que el sector agrario se convertirá de nuevo en "moneda de cambio" y soportará todo el peso de las consecuencias económicas negativas de la decisión. Así, en Copa-Cogeca están convencidos de que estas medidas provocarán un aumento de los precios de los fertilizantes de entre 40 y 45 euros por tonelada ya en esta campaña, lo que supondrá una presión financiera adicional para las explotaciones y tendrá consecuencias desastrosas para el conjunto de la agricultura europea.
En la asociación han exigido que el asunto se aplace hasta julio de 2026 con la esperanza de que la Comisión Europea lleve a cabo un análisis detallado del impacto de tal decisión en la agricultura y desarrolle mecanismos para compensar a los agricultores.
"Es inaceptable que los agricultores, y por tanto los consumidores europeos de alimentos, tengan que volver a pagar por todo esto", declaró Luigi Scordamaglia, presidente de Filiera Italia, una asociación de agricultores italianos. El aumento de los costes de producción afectará especialmente a los productores de cereales, que ya se enfrentan a graves dificultades debido a la fuerte subida de los precios de los fertilizantes y el combustible.
Situación actual del mercado de abonos y fertilizantes
Según la Comisión, en 2023 los abonos sujetos al reglamento propuesto representarán más del 70% del consumo total de la UE de estos productos, con unas importaciones totales de 14 millones de toneladas, y las de Rusia representarán 3,6 millones de toneladas por valor de 1.280 millones de euros (aproximadamente una cuarta parte) de este volumen.
En general, la producción nacional de amoníaco y fertilizantes se ve limitada por los precios del gas, que suponen hasta el 90% de los costes de producción de fertilizantes, y los planes para reducir las emisiones de dióxido de carbono. El cierre de algunas plantas y la reorganización de otras en Alemania (BASF) y el Reino Unido (CF Fertilisers UK) a la espera de una estrategia más clara, añaden incertidumbre. Trasladar la producción a Asia no solamente provoca el recorte de empleos europeos, sino que contradice el concepto de independencia declarado por la Unión Francesa de Industria y Fertilizantes (Unifi) y, hace apenas unos días, por el presidente Emmanuel Macron en la Feria de París.
¿Quién se beneficia realmente de estas medidas?
Los ganadores son las empresas químicas que pueden evitar el uso del caro GNL. Entre ellas, la noruega Yara y la checa AGROFERT. En un contexto en el que varios productores europeos de fertilizantes luchan por sobrevivir, estas dos compañías han podido aumentar considerablemente sus beneficios, porque han evitado la escasez de gas natural barato. Yara International (YAR.OL), controlada por el Gobierno noruego, recibe gas de otra empresa estatal, Equinor, a un precio un 20% inferior a la media europea. Yara registró un beneficio neto récord de más de 2.500 millones de euros en 2022, superando los beneficios acumulados de la empresa en los cinco años anteriores.
A finales de octubre de 2024, comunicó un nuevo aumento del 47% en el beneficio subyacente del tercer trimestre. En caso de que aumenten los aranceles sobre los fertilizantes rusos y bielorrusos, los beneficios de Yara batirán todos los récords. La conclusión es simple: el Gobierno noruego está utilizando su influencia para apoyar a Yara, socavando la competencia en el mercado de fertilizantes de la UE y sin ser miembro de la Unión Europea.
El Grupo AGROFERT también tiene una historia interesante. La empresa, cuyos beneficios se duplicaron en 2022 y sus ingresos ascendieron a cerca de 9.000 millones de euros en 2023, fue fundada en 1993 por el ex primer ministro checo Andrej Babiš. Las oportunidades de la empresa son claras: primero, su filial Lovochemie recibió 6.000 millones de euros del Fondo de Transición Justa de la UE, y después se benefició del gas natural ruso barato, que siguió suministrándose a la República Checa a través de Hungría y Eslovaquia (hasta el 95% a finales de 2024). Los medios de comunicación señalaron que Praga gastaba más en comprar energía rusa que en apoyar a Kiev.
¿Existen alternativas?
Una de las opciones contempladas podría ser el apoyo directo a los productores europeos de fertilizantes, como ya ocurrió en 2022, cuando los precios del gas alcanzaron su nivel más alto de la historia. En el sector agrícola de Francia se habla mucho de este tema.
Los italianos, por su parte, proponen imponer derechos, pero no a las importaciones de fertilizantes a la UE, sino a sus exportaciones. Los representantes de la asociación italiana Confagricoltura recuerdan que "en 2024, los productores europeos enviaron más de 6 millones de toneladas de fertilizantes a China, Brasil y otros países. Si estos volúmenes permanecieran dentro de Europa, ayudaría a estabilizar los precios en el mercado de fertilizantes y, con el tiempo, desplazaría competitivamente a los proveedores extranjeros, incluidos Rusia y Bielorrusia, sin perjudicar a los agricultores".
Los agricultores europeos están convencidos de que cualquier decisión debe tomarse solamente después de analizar detenidamente sus consecuencias. El llamamiento de la asociación Copa-Cogeca a los dirigentes de la UE señalaba no solamente el elevado coste de la producción de fertilizantes en la UE, sino también los graves costes logísticos del transporte desde África, que se ofrece como alternativa. Todo esto, por no mencionar que el propio continente africano necesita tanto fertilizantes como productos agrícolas.
La guerra entre Rusia y Ucrania ha provocado ajustes en los sistemas normativos eficaces de la Unión Europea. Las sanciones impuestas por la UE han cambiado muchas proporciones que venían de épocas pasadas, concediendo condiciones especiales en una serie de ámbitos a los países no comunitarios, o a los que han conseguido una cooperación especial con el Kremlin.
Según los agricultores, que esperan que su voz se oiga no solamente en las ferias agrícolas, tampoco deberían dispararse en el pie con un aumento de los derechos sobre los fertilizantes. Al fin y al cabo, esto podría aumentar la competencia desleal en favor de las empresas químicas noruegas, africanas y americanas y provocar una disminución de los ingresos de la agricultura europea y una pérdida de competitividad. Los agricultores también cuentan con que la Dirección de Agricultura de la Comisión Europea y el nuevo Consejo Europeo de Agricultura y Alimentación (EBAF) sean más activos en la defensa de sus intereses.