La muerte de un recortador portugués reaviva el debate de la tauromaquia y el odio en redes sociales

Manuel Trindade, de 22 años, murió tras ser embestido mortalmente por un toro en Campo Pequeno, en Lisboa. Fue asistido en la enfermería y luego trasladado al hospital de São José, donde falleció menos de 24 horas después del suceso. La tragedia conmocionó al país y a la comunidad taurina.

Manuel murió al intentar coger de frente a un toro. El joven formaba parte del Grupo de Forcados Amadores de São Manços, uno de los más antiguos del país. Avanzó, un pie delante del otro, hacia un animal de unos 700 kilos, ya marcado por las astillas. Exclusivos de la tauromaquia portuguesa, los forcados (recortadores) actúan de pie, al mismo nivel que el toro, sin armas ni protección, una vez que los jinetes han terminado de torear.

Era el primer intento del joven forcado de coger un toro y la primera vez que actuaba en la emblemática plaza de toros de Campo Pequeno, con capacidad para unos 9.000 espectadores. El joven seguía una tradición familiar, siguiendo los pasos de su padre, que también fue forcado en el grupo São Manços.

El caso ha reavivado un acalorado debate sobre la tauromaquia en Portugal. Las discusiones han adquirido nuevos contornos con las redes sociales. Fácil e inmediata, la muerte del joven generó una avalancha de comentarios, entre los que había quienes lamentaban la tragedia y enviaban mensajes de condolencia a la familia, quienes lamentaban la muerte pero también recordaban las supuestas consecuencias de una actividad que consideran que ya no tiene cabida en Portugal y, por último, comentarios de odio hacia el chico y la actividad que representaba, incluidas "celebraciones" de la muerte del joven.

"Si tenéis valor, celebradlo": la madre del joven da un emotivo discurso

"He venido a agradeceros todos vuestros aplausos, todas las risas y alegrías por la muerte de mi hijo. ¿Sabíais que se alegraba de su muerte? ¿Sabéis si amaba a los animales?" Así comenzó Alzira Beringel, madre de Manuel Trindade, lo que calificó de "exabrupto".

Esta reacción se ha producido pocos días después de la muerte del joven y es una respuesta a los comentarios que han aparecido en las redes sociales. En la nota, la madre también dice que el joven donó sus órganos y "vivirá en siete personas para molestaros".

"Me había prometido no leer vuestros ingeniosos comentarios, pero ha habido algunos 'tan bonitos' que no he podido soportarlo y tenía que agradeceros vuestro apoyo y cariño. Seguimos viviendo en un país democrático, donde cada quien es libre de que le guste lo que quiera y no es asunto de nadie más", escribió Alzira en Facebook, en un "exabrupto" dirigido también al partido político PAN.

El PAN habla de "anormalidad que debe terminar"

El partido Pueblo-Animales-Naturaleza tiene como una de sus principales banderas la abolición de las corridas de toros en Portugal. La portavoz y diputada del partido reaccionó inmediatamente a lo sucedido. En las redes sociales, Inês Sousa Real habló de una "anormalidad que debe parar".

"Mueren adultos, mueren jóvenes adolescentes, siempre hay heridos graves y los animales torturados en la arena sufren atrozmente", reza el post de Instagram de la diputada, que también se refiere a la muerte del joven horquillero.

"Independientemente de las circunstancias -porque estoy incondicionalmente en contra de la tauromaquia-, la muerte de un joven de sólo 22 años es siempre lamentable y debemos respetar a la familia en duelo", escribió.

El partido de Inés Sousa Real envió esta semana una carta al gobierno pidiendo la suspensión de los espectáculos taurinos en el Campo Pequeno de Lisboa y presentó una propuesta al Parlamento para impedir la entrada de menores a las corridas de toros.

Pocos días después, el propio partido tuvo que escribir una nota denunciando "informaciones falsas y difamatorias del PAN sobre la trágica muerte de Manuel Maria Trindade, joven de 22 años que perdió la vida en una corrida de toros", según publicó en páginas vinculadas a la tauromaquia.

"El PAN no se alegró, ni se alegraría jamás, de la muerte de un joven bajo ninguna circunstancia", explican en la publicación. "En ningún momento, en nuestras intervenciones o comentarios públicos, se faltó al respeto al sufrimiento de su familia o de quienes fueron testigos de esta tragedia".

También ha reaccionado a la polémica el IRA, una organización no gubernamental de ayuda a la protección civil y rescate animal. También en las redes sociales y en respuesta directa a las declaraciones de la madre del joven, la organización "lamenta profundamente el dolor por el que está pasando, un dolor que ninguna madre debería tener que soportar" y que es "natural que sienta rabia por las críticas, porque en ese momento la herida está abierta y el corazón habla más alto".

En la publicación, el grupo también afirma que es "inevitable reconocer que el verdadero culpable no son las voces críticas, sino el propio evento, un espectáculo que sigue poniendo en peligro no sólo a los animales, sino también las vidas humanas que participan en él".

Una "tradición" que se remonta al siglo XIII

Barbarie para unos, tradición para otros. La tauromaquia está muy arraigada en Portugal, sobre todo en determinadas regiones vinculadas al campo y a la agricultura. Es una de las tradiciones más antiguas del país, con profundas raíces en Ribatejo, Alentejo y Azores.

La actividad es considerada por muchos parte del patrimonio cultural de Portugal y fue reconocida legalmente como actividad cultural en 2014, incluyéndola en la legislación específica sobre espectáculos de carácter artístico.

Según 'bullfighting.pt', las primeras referencias a la tauromaquia en Portugal se remontan a 1258, en las Inquisiciones del rey Afonso III. El mismo sitio indica que los forcados fueron apareciendo poco a poco en este arte taurino, y la primera mención escrita data de 1661.

A diferencia de España y Francia, por ejemplo, las corridas de toros no están permitidas en la plaza. La primera prohibición efectiva de matar toros en Portugal se remonta a 1928, al comienzo del Estado Novo. La ley de 1928 se derogó en 2002, y las corridas de toros volvieron a estar permitidas en Portugal en los lugares donde existía una tradición ininterrumpida de esta práctica desde hacía 50 años. Actualmente, los lugares donde está permitido matar animales en la arena son Barrancos y Monsaraz.

La polémica estalla pocos días antes de que Campo Pequeno acoja el 5 de septiembre una corrida de toros protagonizada por el peruano Andrés Roca Rey, uno de los mejores toreros del mundo.