El nuevo Gobierno rumano aprueba un plan económico para recortar el déficit y el gasto público
El primer ministro de Rumanía, Marcel Ciolacu, anunció el lunes que él y sus socios de coalición habían decidido adoptar nuevas medidas de "ordenanza" económica para hacer frente a los problemas de déficit presupuestario del Gobierno.
El recién elegido primer ministro subrayó que este ordenamiento no era de "austeridad o pobreza", afirmando que las modificaciones de las perspectivas económicas del país son temporales, y se modificarán en función de la mejora de las condiciones económicas. El nuevo plan aprobó una subida de impuestos y puso un tope a una serie de subsidios, así como a los salarios y pensiones del sector público, que debían indexarse o revisarse en base a la inflación a partir de enero.
El decreto de urgencia eleva los impuestos sobre los dividendos de las empresas del 8% al 10%, y rebaja un umbral impositivo para las pequeñas empresas, que en Rumanía se definen como empresas con tres empleados o menos y unos ingresos que no superan los 500.000 euros anuales.
Otros cambios eliminan exenciones e incentivos fiscales para algunos sectores pujantes del país, como la informática y la construcción. También se ha reintroducido un impuesto sobre la propiedad inmobiliaria de todos los edificios propiedad de sociedades, que se ha fijado en el 1%, por debajo del 1,5% previsto inicialmente.
Más de 26.000 millones de euros de ahorro para reducir el déficit
Según el ministro rumano de Finanzas, Barna Tanczos, con estas medidas se espera ahorrar hasta 130.000 millones de lei rumanos (26.140 millones de euros) de aquí a finales de año, en un intento de hacer mella en la espiral deficitaria del país.
Según Tanczos, el déficit corriente de Bucarest se sitúa en torno al 8,5% del Producto Interior Bruto (PIB) de Rumanía, lo que convierte al país en poseedor del mayor déficit en porcentaje del PIB de la Unión Europea, a pesar de ser la segunda economía centroeuropea.
El nuevo ministro de Finanzas añadió que para finales de 2025,año en el que el país entrará oficialmente en el espacio Schengen, si todo va según lo previsto, debería reducirse el déficit total hasta el 7% del PIB. Continuó diciendo que el Gobierno aspira, además, a bajar el déficit al 2,5% en un periodo de siete años, con diversos planes graduales que irá desplegando.
Primeras reacciones al plan económico: miedo a la austeridad
Las medidas fueron recibidas con protestas en la capital, Bucarest, ya que los empleados de los sectores afectados se quejaron de los "recortes salariales". Los policías de prisiones también protestaron frente a los centros penitenciarios y anunciaron que se negaban a hacer horas extraordinarias porque ya no les pagaban por ellas. Los manifestantes advirtieron al Gobierno de que "las crisis financieras engendran crisis sociales" y pasaron a calificar las nuevas medidas de "nueva forma de esclavitud moderna".
Con la esperanza de recordar a la población que estas nuevas medidas no son un regreso a las paralizantes políticas de austeridad de los años ochenta, Ciolacu afirma que "austeridad fue cuando se recortaron los salarios un 25%, cuando se subió el IVA del 19% al 24% o cuando se cerraron escuelas y hospitales".
También expresó su confianza en que las pensiones se indexen en la segunda mitad de 2025 o que quienes tengan pensiones pequeñas reciban cheques de estímulo únicos del Gobierno para aliviar la carga. El primer ministro rumano también se comprometió a reducir gradualmente los impuestos sobre el trabajo hasta un 5% a los trabajadores con salarios bajos y a las familias con hijos.
Ciolacu afirma que su renovado mandato pretende ser reformista y beneficioso para el país. "En este mandato no pretendo ser popular, ¡sino ser extremadamente eficaz! En otras palabras, critíquenme, pero dejen que Rumanía avance y se desarrolle. No hay otro camino". El mandatario rumano añadió que su Administración creará también un departamento de eficiencia gubernamental, con el objetivo de reducir los gastos del Estado en al menos un 1% del PIB.
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