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Cinco años del Brexit: ¿Está mejor ahora el Reino Unido?

• Jan 31, 2025, 8:32 AM
10 min de lecture
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Hace cinco años, un viernes, dos numerosos grupos de ciudadanos se reunieron cerca del Parlamento británico. Algunas personas llevaban banderas del reino Unido y lanzaban y vítores. Otras, ondeaban banderas de la Unión Europea mientras las lágrimas cubrían sus rostros.

El 31 de enero de 2020 a las 11 de la noche, hora de Londres (medianoche en la sede de la UE en Bruselas), el Reino Unido abandonaba oficialmente el bloque comunitario tras casi cinco décadas de pertenencia, que habían traído consigo la libre circulación y el libre comercio entre Gran Bretaña y otros 27 países europeos.

Para los partidarios del Brexit, el Reino Unido pasaba a ser una nación soberana a cargo de su propio destino. Para los opositores a la salida de la UE, era una nación que quedaba aislada y disminuida. Era, indiscutiblemente, un territorio dividido que había dado un salto al vacío.

Cinco años después, los ciudadanos y las empresas siguen luchando contra las secuelas económicas, sociales y culturales. "El impacto ha sido realmente profundo", afirma el politólogo Anand Menon, que dirige el grupo de reflexión 'El Reino Unido en una Europa cambiante'. "Ha cambiado nuestra economía", señala.

Gran Bretaña, una nación insular con un sólido sentido de su importancia histórica, llevaba mucho tiempo siendo un miembro incómodo de la UE cuando celebró un referéndum en junio de 2016 sobre la permanencia en el bloque comunitario o la salida del mismo.

Décadas de desindustrialización, seguidas de años de recortes del gasto público y de una elevada inmigración, crearon un terreno fértil para el argumento de que el Brexit permitiría al Reino Unido "recuperar el control" de sus fronteras, leyes y economía. Sin embargo, el resultado (52% a favor de la salida de la UE y 48% a favor de la permanencia en la UE) fue una sorpresa para muchos.

El primer ministro británico, Boris Johnson, regresa al número 10 de Downing Street tras reunirse con la reina Isabel II en el Palacio de Buckingham, Londres, en 2019.
El primer ministro británico, Boris Johnson, regresa al número 10 de Downing Street tras reunirse con la reina Isabel II en el Palacio de Buckingham, Londres, en 2019. Matt Dunham/Copyright 2019 The AP. All rights reserved

Ni el Gobierno conservador, que hizo campaña a favor de la permanencia en la UE, ni los partidarios del Brexit habían previsto los turbios detalles de la ruptura. Al referéndum siguieron años de disputas sobre las condiciones del 'divorcio' entre una Unión Europea herida y un Reino Unido un tanto 'díscolo' que provocaron el bloqueo del Parlamento británico y acabaron derrotando a Theresa May. La primera ministra renunció a su cargo en 2019 y fue reemplazada por Boris Johnson, quien prometió "llevar a cabo el Brexit".

Sin embargo, salir de la UE no fue tan sencillo. El Reino Unido abandonó la UE sin un acuerdo sobre su futura relación económica con el bloque comunitario, que representaba la mitad del comercio del país.

A la decisión política en la que se fijaba la futura salida de la UE siguieron varios meses de tensas negociaciones sobre las condiciones del divorcio, que culminaron con un acuerdo en la Nochebuena de 2020. En virtud de este pacto, el Reino Unido abandonaba el mercado único y la unión aduanera. Esto significaba que las mercancías podían circular sin aranceles ni cuotas y conllevaba nuevos trámites burocráticos, costes y retrasos para las empresas comerciales.

"Nos ha costado dinero. Sin duda, somos más lentos y más caros, pero hemos sobrevivido", indica Lars Andersen, cuya empresa londinense My Nametags envía a más de 150 países etiquetas de diferentes colores para ropa y material escolar infantil.

Para seguir comerciando con la UE, Andersen ha tenido que establecer una base en Irlanda, por la que deben pasar todos los pedidos destinados a países de la UE antes de ser enviados. Así, señala que las molestias han merecido la pena, pero otras pequeñas empresas que conoce han dejado de comerciar con la UE o han trasladado la fabricación fuera del Reino Unido.

Según las previsiones de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria, a largo plazo las exportaciones e importaciones británicas serán un 15% inferiores a las que se habrían registrado si el Reino Unido hubiera permanecido en la UE, y la productividad económica será un 4% inferior. En cierto modo, el Brexit no se ha desarrollado como preveían, ni sus partidarios ni sus detractores.

Cestas con los códigos de los países y las denominaciones de las etiquetas donde se van a colocar los pedidos para escolares en la fábrica 'My Nametags' de Londres.
Cestas con los códigos de los países y las denominaciones de las etiquetas donde se van a colocar los pedidos para escolares en la fábrica 'My Nametags' de Londres. Alastair Grant/Copyright 2025 The AP. All rights reserved

La pandemia del COVID-19 y la invasión rusa de Ucrania se sumaron a las perturbaciones económicas, e hicieron más difícil discernir el impacto de la salida británica de la UE sobre la economía. En un área clave, la inmigración, el impacto del Brexit ha sido el contrario de lo que muchos predijeron.

El deseo de reducir la inmigración fue una de las principales razones por las que muchos votaron a favor de abandonar la UE, y sin embargo la inmigración actual es mucho mayor que antes del Brexit, porque el número de visados concedidos a trabajadores de todo el mundo se ha disparado.

Mientras tanto, el auge de los líderes políticos proteccionistas, especialmente el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha elevado las apuestas para Gran Bretaña, nación ahora atrapada entre sus vecinos cercanos en Europa y su 'relación especial' transatlántica con Estados Unidos.

"El mundo es un lugar mucho menos indulgente ahora de lo que era en 2016 cuando votamos por salir de la UE", afirma Menon. Las encuestas sugieren que la opinión pública británica se ha agriado con el Brexit, con una mayoría de personas que ahora piensan que fue un error. Sin embargo, reincorporación al bloque comunitario parece una perspectiva lejana.

Con los recuerdos de las discusiones y la división aún latentes, poca gente quiere volver a pasar por todo eso. El primer ministro del Partido Laborista, Keir Starmer, elegido en julio de 2024, ha prometido "recomponer" las relaciones con la UE, pero ha descartado volver a la unión aduanera o al mercado único.

Pretende cambios relativamente modestos, como facilitar las giras de los artistas y el reconocimiento de las cualificaciones de los profesionales, así como una cooperación más estrecha en materia de seguridad y cumplimiento de la ley.

Los líderes de la UE han acogido con satisfacción el cambio de tono de Gran Bretaña, pero tienen sus propios problemas en medio del creciente populismo en todo el continente europeo. El Reino Unido, ahora mismo, parece no ser una prioridad política.