La precariedad de los becarios a los que pretende proteger el estatuto: “Nos explotan por 200 euros, no valoran nuestro trabajo”

Natalia Gamba (28 años) estudió comunicación social en Colombia y esperaba “con ilusión” lanzar su carrera profesional como periodista en España. Nada más lejos de la realidad. Hizo un máster y comenzó unas prácticas en un medio de comunicación, pero desde el primer momento la precariedad y la indiferencia marcaron su experiencia. No obtuvo ninguna remuneración, sus funciones no estaban definidas y nadie le explicó cómo corregir sus errores: “Mentalmente fue muy duro porque nos explotan como mucho por 200 euros y no valoran nuestro trabajo como becarios”. Lorenzo Berarte (29 años), italiano que decidió también apostar por España para lograr más aptitudes profesionales en su campo, la ingeniería geológica, relata una historia de “frustración”. Tras finalizar seis meses de prácticas en una empresa de este sector, asegura con convicción que en su país de origen ser becario es mejor. “Aprendes muchas más cosas”, argumenta. En España denuncia que le “obligaron a hacer más tareas de las que le corresponden” y que no se sentía valorado.
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