Vivir en una autocaravana ante los precios disparados de los pisos en Madrid: “Me acostumbré rápido, pero no lo idealizo”

El taxista se llevó anoche una impresión equivocada. En medio de una de estas avenidas gigantes y solitarias, prototipo de nueva zona residencial en las afueras de Madrid, Antonio le pidió a su conductor que detuviera el coche frente a un gran supermercado. El hombre, antes de cobrar el viaje, asomó la cabeza por la ventanilla y trató de alcanzar con la mirada el último piso de una moderna urbanización contigua de 10 plantas. “Aquí las casas deben costar una barbaridad, ¿no?”, preguntó impresionado. Antonio se encogió de hombros y rio para sus adentros. El taxi se marchó y Antonio dio esquinazo al edificio donde ya solo quedan disponibles estudios de 20 metros cuadrados por 210.000 euros —en este barrio del norte de la ciudad, un inmueble de una habitación ya cuesta casi 600.000 euros— y se dirigió hacia un parking de arena discreto y rodeado de vegetación donde Antonio tiene su casa, la más barata de este enclave y probablemente de toda la ciudad: una autocaravana Fial Ducato Carioca del año 2003 que compró en 2019 de segunda mano por 22.000 euros. Allí, como cada noche, volvió a dormir a pierna suelta.

