El tax free español arrastra 40 años de confusión y el sector plantea un cambio de modelo
España continúa utilizando la expresión tax free para servicios que, en la práctica, funcionan como devoluciones diferidas del IVA a turistas extracomunitarios. Aunque los comercios exhiben este distintivo de forma generalizada, lo que se ofrece es un tax refund, un sistema en el que el visitante paga el importe completo y recibe posteriormente una parte del impuesto, condicionado a procesos de verificación y a la intervención de intermediarios.
Este planteamiento se originó en los años 80, cuando las limitaciones tecnológicas y administrativas impedían validar en tiempo real la salida de mercancías. La intención inicial era permitir al turista comprar sin IVA, pero el modelo terminó consolidándose como un mecanismo de reembolso parcial.
El contexto actual intensifica el debate. España recibió 94 millones de turistas internacionales en 2024, con un gasto total superior a 126.000 millones de euros. En 2025 la tendencia continúa al alza. Sin embargo, solo una parte de ese consumo pasa por el sistema de devolución de IVA y, de quienes pueden acogerse, menos de la mitad inicia el proceso. Estudios del sector apuntan a que muchos lo abandonan por complejidad, falta de información o por considerar que el beneficio final es limitado.
La mayor parte del volumen gestionado, en torno al 80%, procede del sector del lujo, lo que deja fuera a pequeños y medianos comercios que podrían acceder a un incentivo fiscal útil como herramienta comercial. Según explica Abel Navajas, CEO de la fintech española STAMP, el problema no reside en la normativa, sino en "un sistema antiguo que genera una experiencia lenta y confusa para el turista".
Pese a la digitalización introducida por sistemas como DIVA, el procedimiento continúa requiriendo el pago inicial del IVA, la gestión de formularios y la intervención de operadores que aplican comisiones. Como resultado, el viajero termina recuperando entre un 40% y un 60% del impuesto, cifra que reduce el atractivo del incentivo.
En un contexto de creciente competencia internacional y de ciudades españolas que buscan reforzar el turismo de calidad y de compras, han surgido propuestas para modernizar el modelo. Entre ellas, la solución desarrollada por STAMP, que plantea permitir la compra sin IVA desde el inicio mediante sistemas de validación fiscal seguros.
Según la compañía, este enfoque presenta varios efectos: el turista obtiene el ahorro de forma inmediata; el comercio conoce de antemano el coste del servicio y puede utilizarlo como instrumento de venta; y el incentivo se amplía a todo tipo de establecimientos, más allá del lujo.
El sector turístico español, tras cuatro décadas de un sistema que no ha llegado a materializar la idea original de tax free, afronta ahora el debate sobre si es posible y conveniente avanzar hacia un modelo más simple, transparente y accesible para el conjunto del tejido comercial.
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