Las claves: a toda Bolsa le llega su San Martín

Es habitual que, con la llegada del verano, las Bolsas sufran una caída momentánea, por aquello de animar los aburridos meses estivales. Los inversores se van de vacaciones con un poco de cash bajo el brazo, para pagar las caipiriñas y otros brebajes, así como el campamento de los niños. Influye también que, como muchos andan de vacaciones, hay poca actividad bursátil, y a la mínima alteración de volumen los mercados se vuelven un poco locos. A renglón seguido, se activan las ventas automáticas que tiene programado el inversor de la caipiriña y, voilá, los periódicos económicos tienen con qué abrir durante al menos un par de días. Ya pasó el año pasado, con el lunes negro del 5 de agosto, cuando el miedo a la recesión en Estados Unidos desató una oleada de ventas que, con todo, no olía a verdadera crisis. Desde entonces, el S&P 500 ha subido más de un 20%, y se ha cansado de anotar récord tras récord, a pesar de los vaivenes arancelarios y de las múltiples incertidumbres. Ahora, pasado un año y un día de aquella pequeña desbandada, algunos analistas anticipan otro terremotillo. Veremos.
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