Las olas de calor obligan a cambiar los horarios de los temporeros: “Alguien tiene que recoger la fruta”

Una fina telaraña de nubes ofrece una breve tregua a los seis temporeros que recolectan paraguayos en una de las tantas explotaciones fruteras ubicadas entre Alcarràs y Torres de Segre, a 15 kilómetros de Lleida. En un terreno próximo es donde el martes lunes murió Gheorghe Vranciu, un temporero de 61 años de origen rumano, por un golpe de calor, según las primeras informaciones de los Mossos d’Esquadra. Aunque Protección Civil ha desactivado la alerta y ha dado por finalizada la ola de calor en Cataluña, el sol todavía cae incesante sobre la Plana de Lleida, con temperaturas que rozan los 40 grados. Las altas temperaturas, cada vez más habituales y extremas, obligan a los agricultores a modificar los horarios de los temporeros, pero no pueden permitirse no trabajar en el momento más álgido del año. “La fruta debe recolectarse porque estamos en plena temporada de cosecha, pero ahora trabajamos en otras franjas horarias si el calor es demasiado intenso”, explica David (Alcarràs, 47 años), propietario y trabajador de la finca.
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