El discreto narco de Tenerife que era dueño de un colegio y una farmacia

Poco a poco, con discreción, el líder de una organización de narcotraficantes recién desmantelada en Canarias, fue tocando “todas las metodologías del narcotráfico”: contenedores, trasvases de cargamentos de barcos nodriza a lanchas rápidas, transporte en coches con compartimentos ocultos. En apariencia, Clender Chinea, tinerfeño de 42 años, vivía sin ostentación en el barrio de Los Gladiolos de Santa Cruz de Tenerife. Era propietario de cafeterías, discotecas, restaurantes y viajaba con mucha frecuencia por el archipiélago, la Península, el Reino Unido o Sudamérica. Bajo esa fachada de empresario hecho a sí mismo se ocultaba “una de las organizaciones criminales más activas”, con base en Canarias, según una investigación de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y del Servicio de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria. Su estrategia para blanquear el dinero procedente del narcotráfico abarcaba sectores habituales, como el inmobiliario o la hostelería, y otros ciertamente infrecuentes, como una farmacia e incluso un colegio.
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