¿Tiene truco la petición de ampliar la vida de Almaraz?
Podría afirmarse que la primera rareza de la central nuclear de Almaraz es que en su capital participen las tres grandes eléctricas: Iberdrola, con un 53%; Endesa, con el 36%, y Naturgy, con el 11%. Siendo como son competidoras en el mercado de generación (no así en el de la distribución, que funciona como un monopolio natural para evitar la duplicidad de las redes), el hecho de que compartan la propiedad de esta y otras centrales nucleares no deja de ser chocante. La explicación se remonta a la crisis que sufrieron las compañías que en los años 70 se lanzaron al negocio de la energía atómica, muy de moda por entonces, y se toparon con graves problemas financieros (la construcción de una planta podría durar una década), amén de con un derrumbe de la demanda que obligó al primer Gobierno socialista, a principios de los años 80, a decretar una moratoria nuclear y a un intercambio de activos (de ahí ese cruce accionarial) para equilibrar las cuentas de unas empresas que, en algunos casos, rozaron la quiebra.
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