Europa llega al frío con menos gas almacenado y más dependiente de EE UU y Qatar
Primero, los datos. La Unión Europea llega al invierno con las reservas de gas ligeramente por encima del 82%. La cifra puede no sonar mal, pero es la más baja desde el inicio de la crisis energética y la segunda menor en una década. Está, en fin, 10 puntos por debajo de la media histórica, una serie que empieza en 2011, y también 10 puntos por debajo del objetivo inicialmente fijado por la Comisión Europea para estas alturas del año. Aunque la incertidumbre de los modelos de predicción siempre es grande, algunos meteorólogos ven indicios de un invierno algo más frío en el hemisferio norte que los tres anteriores, particularmente cálidos. Y mercurios bajos siempre son sinónimo de mayor consumo.
Un continente que también es un gran almacén
A estas alturas y crisis energética mediante, apunta Ira Joseph, de la Universidad de Columbia (Nueva York), el resto del mundo no solo ve en la UE un gigantesco mercado consumidor de gas, sino también como un proveedor de almacenamiento durante una mitad del año. "Dado el aumento previsto de la oferta de GNL, del 50% en los cinco próximos años", subraya por correo electrónico, "el mundo necesita la capacidad de almacenaje de Europa tanto como el continente necesita ese gas licuado para reemplazar los volúmenes que antes venían de Rusia”.
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