El veterinario, del teléfono móvil a casa
De pequeña, María José Casalé quería ser actriz, inventora, empresaria o veterinaria. Llegado el momento, escogió este último camino y, tras acabar la carrera y estudiar un máster, comenzó a trabajar en un hospital para animales, algo que no acababa de gustarle. Quería seguir viviendo aventuras e hizo las maletas para irse a ejercer al otro lado del charco, pero la covid-19 la obligó a deshacerlas. Con el mundo parado, sin empleo y sin saber muy bien qué hacer, retomó otra de sus aspiraciones infantiles, la de empresaria. “Una de las cosas que me dolían mucho era que los animales lo pasaban extremadamente mal en un ambiente hospitalario o clínico. Había muchas cosas que se podían mejorar”, cuenta. En plena pandemia, Casalé y su socio, Facundo Grasso, comenzaron a desarrollar Vet2Go, un servicio de visitas veterinarias a domicilio que hoy opera en Madrid y Zaragoza y que prevén que supere los 300.000 euros de facturación este año.
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