Argelia rechaza a 60 argelinos sujetos a expulsión, París toma represalias

Argelia ha decidido no "dar curso" a la deportación de unos sesenta argelinos, considerados como una amenaza para el orden público y cuya "expulsión prioritaria" ha solicitado Francia. Desde hace varios meses, Argel devuelve sistemáticamente a sus nacionales que han cometido actos delictivos o se han radicalizado en la Unión Europea. Y el pulso con París no tiene visos de terminar.
En un comunicado de prensa emitido por el servicio diplomático argelino el lunes por la noche, Argelia reafirmó "su rechazo categórico a las amenazas e intentos de intimidación, así como a los requerimientos, ultimátums y cualquier tipo de lenguaje amenazador".
Argel acusa a París de "poner en entredicho el tratamiento de los casos de expulsión" y de aplicar un "enfoque selectivo a los acuerdos bilaterales e internacionales que vinculan a ambos países".
Aunque el Ministerio de Asuntos Exteriores asegura que "Argelia sólo está motivada por el deseo de cumplir con su deber de protección consular hacia sus nacionales", se invita a Francia, a través de su encargado de negocios, a "seguir el cauce habitual, en este caso el establecido entre las prefecturas francesas y los consulados argelinos" y a "proceder caso por caso". Así que nada de listas "unilaterales".
Bruno Retailleau promete una respuesta gradual
"Lamento que Argelia se niegue a aplicar el derecho internacional. Tal y como decidió el comité interministerial presidido por el primer ministro, se aplicará una respuesta gradual", declaró el ministro francés del Interior, Bruno Retailleau, en su cuenta de X.
Ante la amenaza de Retailleau de dimitir si se cedía ante Argelia, Rima Hassan, eurodiputada del partido de izquierda radical La Francia Insumisa, reaccionó con un contundente: "Dimisión", pues Hassan responsabiliza al Gobierno francés del deterioro de las relaciones franco-argelinas.
Agrupación Nacional pide que se congelen los visados y las transferencias de dinero
Al otro lado del espectro político, la extrema derecha acusa de impotencia al máximo responsable francés y pide a las autoridades que sean más duras con su socio magrebí.
"El pueblo francés no entendería que el Gobierno no reaccionara con firmeza ante las numerosas provocaciones del régimen argelino, que viola sus obligaciones convencionales", declaró en X Marine Le Pen, líder del partido Agrupación Nacional (AN).
Jordan Bardella, el joven jefe del partido Agrupación Nacional (AN), cree incluso que Bruno Retailleau está "entre la espada y la pared", al tiempo que le insta a actuar.
¿Qué podemos esperar de esa respuesta gradual?
Las medidas de represalia mencionadas por Retailleau en los medios de comunicación franceses podrían ir desde sanciones individuales hasta el cuestionamiento de todos los acuerdos que vinculan a los dos países.
En primer lugar, el número 3 del Gobierno francés anunció que"suspendía" el acuerdo de 2007 que permite a los titulares de pasaportes diplomáticos argelinos realizar estancias cortas en Francia sin visado.
Según una nota interna del Ministerio del Interior filtrada a la prensa, podría incluso contemplarse la "ralentización de las indemnizaciones" a las víctimas de las pruebas nucleares francesas en el Sáhara argelino entre 1960 y 1966.
Acuerdos migratorios en el punto de mira
Los acuerdos migratorios de 1968, que facilitaron la instalación y la reagrupación familiar de los argelinos, están en el punto de mira de una parte del Gobierno, pero actualmente tienen muy poco efecto sobre la circulación y la residencia de los argelinos en Francia.
Este texto se ha ido deshaciendo progresivamente, sobre todo bajo la influencia de la guerra civil argelina y la puesta en marcha del espacio Schengen. Además, los acuerdos de 1968 penalizaban a los estudiantes argelinos que, a diferencia de los demás estudiantes, no tenían derecho a un permiso de residencia plurianual y debían renovar su visado cada año.
París y Argel mantienen relaciones complicadas
En cambio, el acuerdo de 1980, completado por un protocolo de 2016, ha suscitado menos debates, al tiempo que concede ventajas sociales a ciertas categorías de asegurados argelinos, en términos de pensiones, subsidios familiares y apertura de los tratamientos programados en Francia a los pacientes argelinos.
Las relaciones entre París y Argel son complicadas debido al pasado colonial del país, pero se han deteriorado especialmente desde el pasado mes de julio, cuando Emmanuel Macron enfureció a Argelia al reconocer un plan de autonomía para la región del Sáhara Occidental, bajo soberanía marroquí. Aunque los lazos diplomáticos no se han roto, los funcionarios franceses afirman que Argel está adoptando una política destinada a borrar la presencia económica de Francia en el país, con una caída del comercio del 30% desde el verano, según Reuters.
Otra manzana de la discordia es la detención del escritor franco-argelino Boualem Sansal, de 75 años, encarcelado en Argelia desde mediados de noviembre. El intelectual y amigo del Ministro del Interior francés está procesado por unas declaraciones que se consideran atentatorias contra la "integridad territorial, la estabilidad y el funcionamiento normal de las instituciones" de Argelia. Según las autoridades francesas, alrededor del 10% de los 68 millones de habitantes de Francia tienen vínculos con Argelia.
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