¿Son los enfrentamientos entre Líbano y Siria una escalada temporal o la chispa de algo más amplio?

Sin embargo, lo más grave es que estos sucesos se producen en un complejo contexto regional, caracterizado por una ola de violencia sectaria en la costa siria hace tan sólo unos días, así como por semanas de movimientos israelíes en el sur de Siria, lo que plantea interrogantes sobre las dimensiones de estos enfrentamientos y sus futuras repercusiones.
Antecedentes de los enfrentamientos fronterizos
Los enfrentamientos comenzaron cuando el Ministerio de Defensa sirio acusó a miembros de Hezbolá libanés de infiltrarse en territorio sirio, secuestrar a tres soldados sirios y asesinarlos en suelo libanés. La organización se apresuró a negar las acusaciones, afirmando que no tenía nada que ver con los hechos ocurridos al otro lado de la frontera. Afirmó que los soldados sirios fueron asesinados por pistoleros de tribus libanesas en la zona de Hermel tras penetrar en territorio libanés.
El presidente Joseph Aoun afirmó que Beirut no aceptará el 'statu quo' en la frontera y responderá a las fuentes de fuego procedentes del lado sirio. El ministro de Información de Nawaf Salam, Paul Morcos, explicó que los acontecimientos se desencadenaron cuando tres contrabandistas sirios murieron dentro de territorio libanés. En respuesta, las fuerzas de Damasco bombardearon ciudades fronterizas libanesas, matando e hiriendo a civiles libaneses y provocando la huida de los residentes a zonas más seguras.
La costa siria, especialmente en las gobernaciones de Latakia y Tartus, fue testigo de una oleada de violencia sangrienta entre el 6 y el 10 de marzo de 2025. Según el nuevo Gobierno de transición, estallaron enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad afiliadas a Damasco y grupos armados leales al antiguo régimen.
La situación empeoró después de que grupos afiliados al gobierno sirio llevaran a cabo matanzas generalizadas, en las que murieron cientos de civiles, en su mayoría de la comunidad alauita, minoría del país, a la que pertenece el expresidente Bashar al Assad. Se han documentado ejecuciones sobre el terreno y ataques brutales, con familias enteras asesinadas y zonas de mayoría alauita sometidas a ataques de represalia.
Mucho en juego
Estos acontecimientos plantean interrogantes sobre la posible interconexión de los actuales enfrentamientos entre el Líbano y Siria con la campaña de las fuerzas gubernamentales sirias y grupos asociados contra las ciudades y pueblos del Sahel. La región libanesa de Hermel se encuentra paralela a una línea geográfica curva dentro de Siria que conecta la región central de Homs y su campaña con la costa siria.
Cerca de este corredor, los partidarios de Hezbolá viven en el lado libanés, mientras que los grupos asociados al nuevo gobierno sirio controlan el lado sirio, lo que plantea interrogantes sobre el grado de vinculación de los sucesos, sobre todo a la luz de las conversaciones cada vez más frecuentes sobre la división de Siria, en relación con la escalada de las tendencias separatistas en las regiones orientales entre los kurdos, y en el sur de Siria, habitado por una mayoría drusa, donde Israel muestra un interés cada vez mayor en proteger a los rusos a medida que se adentra en Siria y ocupa más territorio allí.
En el sur de Siria, el Estado hebreo ha aprovechado el estado de caos para reforzar su influencia, lo que ha suscitado una gran inquietud internacional, ya que sus movimientos se consideran un intento de ampliar su control, aprovechando el vacío de seguridad provocado por los conflictos internos en Siria.
Solapamientos regionales y su repercusión en los enfrentamientos fronterizos
Los enfrentamientos fronterizos entre Líbano y Siria se solapan con otros acontecimientos regionales, lo que refleja la complejidad del panorama político y de seguridad en la región. Entre estas complejidades destacan algunos factores clave:
- Las tensiones sectarias: La violencia sectaria en la costa siria refleja la fragilidad de la situación de seguridad y aumenta la probabilidad de que el conflicto se extienda a los países vecinos, como Líbano, que tiene una composición sectaria igualmente compleja.
- El papel de Hezbolá: Como aliado tradicional del antiguo régimen sirio, Hezbolá se enfrenta a nuevos retos, ya que el nuevo gobierno sirio insiste en acusarle de participar en conflictos internos, especialmente en la costa, lo que podría afectar a la estabilidad de Líbano.
- Movimientos israelíes: El aprovechamiento de la situación por parte del estado hebreo para reforzar su influencia en el sur de Siria añade una nueva dimensión al conflicto, y puede llevar a enfrentamientos directos con grupos armados de la región, complicando aún más el escenario de seguridad.
- El papel internacional: Las intervenciones internacionales, ya sean de Naciones Unidas o de potencias regionales, pueden ser necesarias para contener la escalada y garantizar que el conflicto no se extienda a zonas más amplias.
Posibles repercusiones
En cuanto a las tensiones emergentes, su continuación puede acarrear una serie de repercusiones, como por ejemplo
- Desestabilización del Líbano: Los conflictos sectarios pueden extenderse de Siria a Líbano, amenazando la paz civil en ese país.
- Aumento de la influencia israelí: Israel puede aprovechar el caos para reforzar su presencia en el sur de Siria y apoyar las tendencias separatistas dentro de Siria, lo que podría dar lugar a enfrentamientos regionales más amplios.
- Agravamiento de la crisis humanitaria: La continuación de la violencia podría empujar a la población civil de la región al desplazamiento y aumentar su sufrimiento, lo que exigiría una respuesta humanitaria urgente.
En última instancia, los enfrentamientos fronterizos entre Líbano y Siria podrían conducir a una peligrosa escalada e inflamar las tensiones regionales, amenazando la seguridad y la unidad de ambos países, especialmente a la luz de la fragilidad adicional del tejido sirio tras los recientes acontecimientos y antes de que el Gobierno sirio haya establecido plenamente su autoridad.
Otros factores internos preocupantes, como el debate en curso sobre la forma de Gobierno, la nueva declaración constitucional y el papel de la religión en el Estado y la administración, se suman a la gravedad de la situación.
Y lo que es más grave, estos acontecimientos se producen en el contexto de una convulsión mundial provocada por la reciente evolución de las relaciones internacionales, lo que hace prever una escalada de las tensiones en los próximos meses, a menos que se tomen medidas decisivas para contener la crisis y evitar que se extienda a una zona más amplia.
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