¿Tiene la tensión alta? Así puede reducir el riesgo de infarto e ictus

Los esfuerzos por reducir la presión arterial alta pueden disminuir el riesgo de infarto de miocardio e ictus, según un nuevo estudio. La presión arterial alta, también conocida como hipertensión, es un problema de salud común que afecta a unos 1.280 millones de adultos de entre 30 y 79 años en todo el mundo. Si no se trata puede causar cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y enfermedades renales.
Los médicos suelen aconsejar a los pacientes hipertensos que tomen medicación, practiquen ejercicio regular y adopten una dieta sana, para reducir su presión arterial sistólica a unos 140 mmHg. Esta refleja la presión en las arterias cuando el corazón bombea sangre. Un nivel de 140 mmHg se considera tensión arterial alta, pero está en el extremo inferior del espectro de la hipertensión.
El nuevo estudio, publicado en la revista médica 'The Lancet', indica que el control intensivo de la presión arterial -tomar medidas para reducir aún más la presión arterial sistólica, por debajo de 120 o 130 mmHg- puede reducir el riesgo de padecer problemas cardiacos graves, como infarto de miocardio o ictus. Los resultados se producen en medio de un debate en la comunidad médica sobre el nivel exacto al que debe reducirse la presión arterial. Algunos expertos temen que un control agresivo de la tensión arterial aumente el riesgo de caídas entre las personas mayores, por ejemplo.
Analizaron datos de 80.000 personas
El equipo de investigadores chinos responsables del estudio afirma que se trata del análisis más exhaustivo realizado hasta la fecha sobre cómo afecta este planteamiento a la salud de las personas. Los investigadores analizaron los datos de unas 80.000 personas que participaron en seis ensayos clínicos que probaban métodos de control de la tensión arterial en China, Canadá y Estados Unidos.
Los científicos comprobaron que, en el conjunto de los ensayos, las personas que siguieron la vía del control intensivo -una combinación de medicación y cambios en el estilo de vida, como perder peso y dejar de fumar- sufrieron menos infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares y muertes relacionadas con enfermedades cardiovasculares que las que fueron tratadas con objetivos estándar de presión arterial.
Sin embargo, el grupo de control intensivo fue más propenso a sufrir efectos secundarios como mareos, desmayos, problemas renales y alteraciones del ritmo cardiaco. Según los autores del estudio, los resultados sugieren que el control intensivo de la presión arterial aporta un "beneficio neto". Estos recomiendan a los médicos adoptar un enfoque matizado que tenga en cuenta las circunstancias de cada uno de sus pacientes, y afirman que los hallazgos "subrayan la importancia de las estrategias individualizadas para optimizar los resultados evitando tanto el sobretratamiento como el infratratamiento".
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