El 90% de los autistas mayores de 40 en Reino Unido no están diagnosticados, según un estudio

Entre el 89% y el 97% de los mayores de 40 años no están diagnosticados con su Trastorno del Espectro Autista (TEA) en Reino Unido, según el mayor estudio hasta la fecha sobre este asunto.
Aunque hoy en día el autismo se reconoce y diagnostica en la infancia, muchos adultos mayores han crecido sin la misma concienciación ni las evaluaciones disponibles hoy, lo que les obliga a transitar la mediana y la tercera edad sin el apoyo que puede aportar un diagnóstico. Este infradiagnóstico se agrava particularmente en las mujeres: los especialistas consideran que sus capacidades relacionales, además del predominio masculino entre los sujetos históricamente estudiados, dificulta el diagnóstico para ellas.
El estudio, publicado esta semana en la revista 'Annual Review of Developmental Psychology', concluye que los autistas de edad avanzada se enfrentan sistemáticamente a tasas más elevadas de problemas de salud física y mental, así como a dificultades relacionadas con el empleo, las relaciones interpersonales y acontecimientos vitales como la menopausia.
"A menudo se pasa por alto el autismo en la tercera edad. En la última década se ha despertado un gran interés por lo que les ocurre a los autistas a medida que envejecen", declaró a 'Euronews Health' Gavin Stewart, científico del King's College de Londres y autor principal de la revisión.
Los riesgos derivados del autismo no diagnosticado en adultos
La revisión recopiló pruebas que demuestran que los adultos autistas de mediana y avanzada edad presentan tasas más elevadas de enfermedades autoinmunes, cardiovasculares, neurológicas, gastrointestinales, ansiedad o depresión. También son más propensos a desarrollar afecciones típicamente relacionadas con el envejecimiento, como la enfermedad de Parkinson, la osteoporosis y la artritis.
Algunos de los resultados son especialmente alarmantes. Los datos muestran que los adultos mayores con rasgos autistas son seis veces más propensos a tener pensamientos suicidas o a autolesionarse, y cuatro veces más propensos a que se les diagnostique una demencia de inicio precoz. La esperanza de vida también es menor: en Reino Unido, los autistas viven una media de 75 años frente a los 81 de los no autistas.
Los autores del estudio advierten, no obstante, de que estas cifras pueden estar sesgadas por los altos niveles de infradiagnóstico. "Parte de ello puede ser genético, ya que muchas afecciones comparten factores hereditarios comunes. Pero gran parte se debe a problemas externos: estigmatización, barreras a la educación y el empleo, aislamiento social e incluso dificultades para hacer ejercicio físico", explicó Stewart. "Todo ello crea un efecto arrastre que empeora tanto la salud mental como la física".
¿Por qué hay tantos casos sin diagnosticar?
El autismo se describió clínicamente por primera vez entre las décadas de 1920 y de 1940, pero no se incluyó formalmente en los manuales de diagnóstico hasta los años 60. Según Stewart, este desfase histórico explica por qué se pasó por alto a tantos adultos mayores.
Hoy en día, el trastorno del espectro autista se define como "un trastorno neurológico y del desarrollo que afecta a la forma en que las personas interactúan con los demás, se comunican, aprenden y se comportan", según la organización de investigación National Institute of Mental Health. "El autismo sigue siendo una etiqueta diagnóstica relativamente nueva. Por eso, muchos jóvenes nacidos en los años 60 no fueron tenidos en cuenta por los estrechos y estrictos criterios que se aplicaban antes al autismo", añade.
Las tasas de autismo han aumentado considerablemente en las últimas décadas: en 2022 se diagnosticó a uno de cada 31 niños estadounidenses menores de ocho años. Pero los investigadores afirman que esto se debe en gran medida a una mejor concienciación y a unos criterios de diagnóstico más amplios, más que a un aumento real. Otro estudio de 2021 en Reino Unido, por otra parte, encontró que entre 1998 y 2018 hubo un aumento del 787% en los diagnósticos de autismo.
Los científicos reclaman más apoyo público y concienciación
La investigación sobre el envejecimiento en poblaciones autistas se ha multiplicado casi por cuatro desde 2012, pero solo el 0,4% de toda la investigación científica sobre autismo desde 1980 se ha centrado en personas de mediana edad o mayores.
Stewart advierte que se necesita urgentemente más inversión en apoyo y servicios. "Las ofertas de apoyo son un área realmente importante que necesita mucha más investigación. Tenemos que saber qué tipo de apoyo quiere la gente, cuál es la mejor forma de ponerlo en práctica y cómo asegurarnos de que no se pierda, ya sea en el acceso a la atención sanitaria o en cuestiones más amplias como el aislamiento social".
El experto añade que también hay que trabajar mucho en la concienciación e identificación de los autistas no diagnosticados. "Si tenemos en cuenta que alrededor del 90% de las personas mayores de 40 años no están diagnosticadas, se trata de una población enorme que no recibe el apoyo que necesita", concluye Stewart.
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