El caso Miley Cyrus: renunciar a la lluvia de millones de una gira para no caer de nuevo en la adicción al alcohol

La noticia supuso un jarro de agua fría para los seguidores de la cantante: Miley Cyrus tampoco hará gira de su nuevo trabajo, Something Beautiful. Un álbum visual que supone su regreso a la primera línea para remarcar su estatus como tótem del pop, dos años después de haber convertido su último gran single, Flowers, en la canción más escuchada del mundo en 2023. “Me gustaría tener el deseo de salir de gira, pero no lo tengo… es realmente difícil mantener la sobriedad cuando estás de gira, es difícil mantener el bienestar mental”, alegó en el programa Good Morning America, despertando una oleada de reacciones en una fanaticada que se dividía entre la empatía con la exposición de vulnerabilidad de la artista y la desazón por no poder aplaudir a su icono, más aún cuando muchos de ellos eran niños en su última gira y nunca han podido verla en directo. Hay que retrotraerse a 2014, la época de éxitos tan provocativos como Wrecking Ball y We Can’t Stop, para recordar el tour internacional de la de Tennessee o, al menos, uno homologable a los que despliegan contemporáneas como Taylor Swift, Dua Lipa o Beyoncé.
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