La precariedad laboral es el flanco débil de la ciberseguridad: “No puedes pedir un arquitecto y luego pagarle como a un albañil”

En ciberseguridad es habitual decir que la parte más débil de cualquier sistema es el ser humano. Un empleado con malas intenciones puede dejar vía libre a un atacante para dañar o infiltrarse en los sistemas informáticos de su organización. Uno despistado puede picar en uno de los engaños que los ciberdelincuentes emplean para hacerse con contraseñas y datos sensibles. Según IBM, el coste de una filtración de datos ya alcanza los 4,5 millones de euros de media. Para evitar esos riesgos, los planes de ciberseguridad también incluyen campañas de formación y concienciación que pongan sobre aviso a las personas sobre los peligros que pueden acechar tras las pantallas de sus dispositivos. Pero ¿cuánto aumenta el riesgo si los empleados vulnerables son los que pertenecen a las propias empresas de ciberseguridad?
Today