Las claves: la deuda autonómica no se libera, simplemente cambia de manos

Lo primero que hay que hacer al abordar la quita de deuda autonómica es llamar a las cosas por su nombre: no es una quita, porque los acreedores no renuncian a lo que les deben; la deuda, simplemente, cambia de manos. El Gobierno tiene argumentos para defender la medida (más allá de que el motivo primero fuera tan prosaico como conseguir una mayoría parlamentaria para formar Ejecutivo). Se puede sostener que el Estado en conjunto tiene más fuerza como deudor que el que tienen las regiones por sí mismas. Pero lo que no se debe es intentar engañar a la gente, como hizo ayer la vicepresidenta y ministra de Hacienda María Jesús Montero, al afirmar que “menos deuda significa más Estado del bienestar”. De nuevo: no hay menos deuda, simplemente cambia de manos.
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