Claves de la tormenta latente en el mercado de bonos: por qué la deuda puede poner patas arriba el mercado
Las alarmas han vuelto a saltar esta semana en el mercado de deuda, mostrando el frágil equilibrio en el que viven las endeudadas economías del mundo desarrollado con sus poderosos tenedores de bonos soberanos. Los protagonistas de esas tensiones no son ya los países de la periferia europea, hoy alumnos casi sobresalientes en el control de sus cuentas públicas, sino gigantes como Estados Unidos y, en menor medida, Reino Unido y Francia, a los que el mercado saca de forma cada vez más recurrente los colores por sus elevados, y crecientes, niveles de deuda y déficit público. El rendimiento del bono de EE UU a 30 años alcanzó esta semana la cota del 5%, mientras que la rentabilidad del británico al mismo plazo tocó máximos de 1998. Los inversores se muestran temerosos a prestar a tan largo plazo, incluso a la mayor economía del mundo, en una desconfianza que se contagia a otras geografías. La rebaja de las tensiones, o su peligroso incremento, dependerá de factores económicos, políticos, y también judiciales, que tienen a los inversores en guardia.
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