Dos realidades y una frustración


La caída en falso de la primera piedra que el Gobierno de coalición pretendía colocar en el Congreso para aprobar la reducción de la jornada laboral a 37 horas y media sin recorte salarial evidencia, una vez más, la disonancia que existe entre la realidad que cohabita entre los pasillos y las salas del Congreso y la que se extiende más allá de sus fronteras. La contracción del tiempo de trabajo es, según defienden el PSOE y Sumar, una demanda “con amplio consenso social” entre todas las capas de la sociedad, y, por ende, entre la mayoría de los votantes de todos los partidos. Sin embargo, la traslación de ese anhelo a la representatividad parlamentaria nuevamente muestra que, en estos momentos, son más quienes han entregado su confianza a aquellas formaciones que no secundan la rebaja, frente a las que sí.
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