Sin Presupuestos no hay proyecto de país

El problema no es tener o no Presupuestos, tener o no los votos parlamentarios suficientes para aprobarlos. El problema es lo que ello significa: un Gobierno, sin posibilidad de empujar adelante un proyecto de país que, en el mejor de los casos, gestiona los asuntos corrientes (catástrofes, desgraciadamente), directivas comunitarias y fondos europeos, puro trámite. Y que, cuando aprueba medidas nuevas que no requieren ser votadas por el Parlamento, suelen estar alejadas de las principales prioridades del país o que aprueba medidas que no se financian con cargo al Presupuesto (subida del SMI). Así, se puede “estar en el Gobierno” sin Parlamento, como se puede “hacer que gobiernas”, prorrogando los Presupuestos (Montoro, con Rajoy, fue el primero en hacerlo en democracia) pero, en ninguno de ambos casos, se puede gobernar. Porque ocupar el Gobierno ni es un programa nacional, ni permite hacer frente a los verdaderos problemas de los ciudadanos cuyo abordaje exige mayorías parlamentarias.
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