Milagro bursátil cañí

Mi padre se negaba a comer pan integral porque le recordaba a su infancia de escasez en la posguerra. Los cambios permanentes de comportamiento como respuesta a eventos traumáticos son comunes y ya eran descritos por Hipócrates en la Grecia clásica. Locke y Hume llevaron la idea a las ciencias sociales y, ya en este siglo, Malmendier y Nagel lo aplican a las finanzas en un famoso artículo llamado “Hijos de la depresión: ¿afectan las experiencias macroeconómicas a la aversión al riesgo?” (Spoiler: sí) donde describen cómo los individuos expuestos a malos resultados en la Bolsa en sus primeros años como inversores terminan ganando significativamente menos a lo largo de su vida como resultado del miedo con el que gestionan su dinero durante el resto de sus vidas.
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