Tea Shop: el desafío de vender té en un país muy cafetero

Vender té en un país tan cafetero como España es un reto; algunos podrían pensar incluso que es una insensatez, una empresa para valientes que no teman que una persona consuma de media dos kilos de café al año frente a 151 gramos de té e infusiones, según el INE. La situación no era muy diferente allá por 1990, cuando Tea Shop comenzó a comercializarlo a granel en el barrio barcelonés de Gràcia. Pero el té y las infusiones ya no están tan ligados a las tacitas de flores cuyo grado de inclinación al beber es proporcional a la elevación del meñique, ni al sota, caballo y rey de las bolsitas y las variedades de entonces. En los últimos años, dice Joaquín María López, director general de la empresa, ha surgido una demanda ligada al bienestar, una corriente en la que la marca navega con “ese viento un poco a favor”.
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